En el teatro de ideas, la infancia se representa con una prenda de ropa que se descuelga del techo y los campos de concentración salen a escena transformados en una montaña de zapatos y gafas desperdigados. Así, al menos, es como Aleix Fauró e Isis Martín, directores de la compañía “La Virgueria”, han dado vida a “Medusa”, la adaptación teatral de la novela homónima del autor gijonés Ricardo Menéndez Salmón. Ambas cuentan la historia de Prohaska, un singular artista que crece obsesionado con las imágenes e inmortaliza con su cámara buena parte de los horrores del siglo XX. Se representará este sábdo en el teatro Jovellanos de Gijón a las 20.30 horas.

Según aclara Fauró, la idea salió de su compañera Martín, que tras caer la novela en sus manos vio que la fuerza de la imagen que impera a lo largo de todo el texto podría llevarse a las tablas de un teatro. “No fue fácil, porque como todos los que nos dedicamos a la cultura en este estado siempre cuesta sacar este tipo de proyectos adelante. No teníamos financiación y hasta que no nos dieron el premio ‘Quim Masó’ no conseguimos arrancar”, explica.

La adaptación del texto original, a cargo de Pablo Ley, ha intentado “respetar al máximo” el lenguaje de Menéndez Salmón. “Yo creo que no hay ninguna palabra en la pieza teatral que Ricardo no haya escrito. Nos hemos limitado a cortar parte de las ramas de un bonsái que ya era brillante, pero que en escena podría resultar algo complejo de comprender”, concreta Fauró, que, aunque reconoce que su compañía suele huir del teatro “popular de las élites”, cree haber dado con la tecla con este proyecto: “Aunque la historia es compleja, el espectáculo es muy visual y la temática, que es el drama del siglo XX”, resulta comprensible para cualquiera”.