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La Calzada enmudece por la muerte de Dacuña: "Lo que ha pasado no es normal"

"Este es un barrio muy tranquilo, de gente trabajadora y humilde", aseguran los vecinos, consternados por "un suceso terrible"

El edificio de la calle Callao donde vivía la víctima, Lorena Dacuña, situado en el barrio de La Calzada. Á. GONZÁLEZ

El barrio de La Calzada, uno de los más populosos de Gijón, se encontró ayer con la noticia de la muerte de Lorena Dacuña en uno de los días más calurosos en lo que va de año. En las terrazas de las cafeterías de la avenida de la Argentina, a rebosar durante todo el día, no se hablaba de otra cosa. Muchos parecían ponerle cara a la víctima, pero pocos eran los que querían aventurar nada sobre su brutal final. En la principal arteria de La Calzada, entre el Ateneo Obrero y el colegio público Príncipe de Asturias, los residentes comentaban lo sucedido sin encontrar una explicación.

"Este es un barrio muy tranquilo, de gente trabajadora y humilde, esto no es normal", aseguraban dos señoras mientras una de ellas se echaba las manos a la cabeza. Tras la amplia avenida repleta de comercios abiertos, bares, tiendas de electrodomésticos y supermercados, se encuentran otras calles no tan transitadas. Locales cerrados o en traspaso, varias cafeterías y alguna sidrería y una farmacia, todo en silencio. En la calle Simón González hay un bulevar. Las zonas ajardinadas y las aceras anchas favorecen la conversación. En un banco dos señoras, una con un perro, comentaban lo sucedido. "Puede ser que te lleves mal con tu pareja, pero eso nunca puede llevar a semejante salvajada", decía una. "No me entra en la cabeza que si dos personas están juntas terminen de esta manera", le replicaba la otra. La muerte de Lorena Dacuña ha dejado al barrio sin palabras.

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