Los sindicatos de la estiba vincularon ayer el accidente en el que falleció un veterano trabajador portuario, José Antonio Sesmilo, a problemas de seguridad con las cargas de carbón en piedra que se realizan para Lissan Coal Company, compañía que importa el mineral, lo criba y clasifica en El Musel y lo reexporta al Reino Unido. Esta firma rechazó hace varios años el uso de una pala retroexcavadora para enrasar las bodegas de los barcos, por lo que esa operación se hace utilizando la cuchara de las grúas del Puerto a modo de péndulo, aseguran. Uno de esos vaivenes al parecer alcanzó al estibador matándolo.

"Siempre tenemos problemas con ellos, quieren exportar 4.000 toneladas y traen un barco de 4.000 toneladas y no entienden que el carbón no es agua", explican fuentes sindicales, que consideran que deberían de traer barcos con cierta holgura. Para llenarlos a tope, se enrasan. "Hace cuatro o cinco años ya les pedimos hacerlo con una pala retroexcavadora", que por la manga de estos barcos de pequeño porte, podría trabajar desde el muelle. "Se negaron porque decían que rompíamos el carbón", agregan las fuentes sindicales.

Debido a esto, la distribución del carbón por la bodega se realizó el pasado domingo boleando con la grúa, la cual ha quedado precintada por la Guardia Civil mientras efectúa la investigación.

La gerente de Lissan en El Musel negó ayer las acusaciones sindicales que calificó de "inciertas" y "absurdas", agregó que "una empresa pequeña no tiene poder para hacer esas imposiciones" y remitiendo a pedir explicaciones a la Autoridad Portuaria de Gijón sobre cómo se hacen las operaciones en sus muelles.

El Puerto no tiene capacidad para decidir cómo se carga o no un barco, sino que en el plan de carga intervienen el capitán del buque y mandos de la empresa estibadora. Los sindicatos no apuntan hacia ninguno de ellos. A este respecto explican que Lissan Coal ya ha usado sucesivamente cuatro compañías estibadoras desde que se estableció en El Musel y que los problemas y reparos los ha puesto siempre la compañía carbonera.

Los estibadores de El Musel culminan hoy un paro de 36 horas por el accidente mortal, al que se sumó otro de 24 horas en Ebhisa. Los estibadores se han negado a completar la carga del barco en el que se produjo el siniestro mortal, el "Arklow Valour". "Lo que pasó no puede caer en balde; hay que cambiar la forma de hacer las cosas", avisan.

La familia, agradecida a los compañeros, "su vida desde los 18 años"

"Ha sido su vida desde los 18 años hasta ayer (por el domingo)". Con la voz entrecortada por la emoción, Óscar, el hijo de José Antonio Sesmilo, hizo ayer esta referencia a lo que era el trabajo portuario para su padre, tras expresar el agradecimiento de la familia a los compañeros de trabajo del fallecido.

Tanto él como su hermana y la viuda y madre de ambos estaban ayer rotos durante el acto religioso en el que los arroparon trabajadores y cargos de todos los estamentos portuarios, además de los amigos y otros familiares, a los que también agradeció el apoyo en unos momentos tan duros.

El acto religioso se celebró en el tanatorio Noega, tras lo que el cuerpo fue incinerado. El sacerdote que ofició, José Suárez Sánchez, señaló que "José Antonio llegó a puerto más pronto de lo que tenía que ser" y con sus palabras trató de consolar a los allegados por "una despedida trágica, por una muerte desgraciadamente de manera trágica en el trabajo".

Sesmilo, de 56 años, estaba a punto de jubilarse después de 38 como trabajador portuario en El Musel y, durante algún tiempo, en el puerto de Avilés. Muy querido en los ambientes portuarios, el acto de despedida en el tanatorio de Noega hizo ayer saltar las lágrimas a varios de los asistentes, entre ellos al presidente de El Musel, Laureano Lourido.