A la espera de que la investigación sobre el supuesto asesinato de Lorena Dacuña avance, los agentes preguntaron ayer a varios vecinos sobre la presunta expareja de la fallecida, un varón de mediana edad contratado como camarero en una conocida sidrería de La Calzada, en la calle Luis Braille. Los vecinos llevaban meses viéndole entrar y salir del domicilio de la ahora fallecida, aunque inciden en que jamás lo percibieron como "agresivo".
Este hombre llevaba pocas semanas trabajando en el citado bar, porque el local cambió de dueño hace apenas dos meses. Lo más probable es que el establecimiento vuelva a cambiar de manos, porque el propietario del local, que es otro conocido hostelero del barrio, aseguró ayer a este periódico haber tenido "muchos problemas" con sus nuevos inquilinos. "Hoy (por ayer) íbamos a reunirnos con el responsable para hablar de ello, pero al final canceló la cita y ahora no conseguimos localizarle", explicó preocupado. Este mismo hostelero también señaló que el camarero investigado trabajó para él unas dos semanas. "No duró mucho; era bastante chulito y no nos gustaba nada", afirmó.
Testigos del barrio añadieron que la Policía acudió ayer a alrededor de las 15.00 horas al bar en el que trabaja, donde les dijeron que tenía que haberse presentado el domingo y que, desde entonces, no saben nada de él. Los vecinos de Dacuña, sin embargo, solo se limitaron a calificar de "muy callado y serio" al varón. "Lo veíamos siempre de uniforme y con riñonera, pero no saludaba a nadie", añadieron. Varios también aseguraron haberle visto el mismo viernes por la tarde trabajando en la citada sidrería. Aunque sobre este hombre figuran varios antecedentes previos por maltrato a otras mujeres, no se descarta que haya otros varones investigados por la muerte de Dacuña.
