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La mujer apuñalada, una limpiadora "discreta y educada" que se crio en una casa de El Natahoyo

"Era muy trabajadora", afirman los conocidos de Lorena Dacuña, que había perdido a sus padres y estudió junto a su hermano en el Emilio Alarcos

La vida de Lorena Dacuña, la mujer encontrada muerta en su piso del barrio de La Calzada ayer, siempre giró en torno a la zona oeste de Gijón. Hace años, ella y su familia vivían cerca del colegio Santa Olaya, en una casa baja ya derribada para acometer la urbanización de calle Zumalacárregui, paralela a la avenida de Galicia, en el barrio de El Natahoyo.

Dacuña se crio junto a sus padres, José y María del Carmen, y su hermano, Francisco José. Ambos estudiaron en el Instituto Emilio Alarcos, en el próximo barrio de Moreda. "Siempre fueron una familia muy trabajadora, tanto los padres como los hijos", explicaba ayer un vecino "de toda la vida". Su madre falleció en 2009 con solo 62 años y su padre en 2011, tras una larga enfermedad. Dacuña y su hermano perdieron a sus padres con poco más de 30 años.

"Siempre la veías trabajando. Nunca dio un problema, era muy callada y responsable, es una pena lo que le han hecho", aseguraba una vecina de un portal de la calle Rosalía de Castro, donde ayer lunes echaron en falta su presencia. "Llevaba muchos años limpiando en nuestro portal, la apreciábamos mucho, no entendemos lo que ha podido pasar", añadía.

Hacía ya unos trece años que Dacuña había comenzado a trabajar en la empresa de limpieza Brillastur, situada en la calle Bailén, en el barrio de El Natahoyo. Sus compañeras no daban crédito a lo sucedido. "Era muy responsable, muy buena chica, no sabemos qué pudo pasar. Nunca llegó una queja sobre ella y nunca cogió una baja", contaban sus compañeras de empresa. La mujer limpiaba además por su cuenta algunos portales de confianza. Sin ir más lejos, el número 2 de la misma calle donde vivía y donde también han acogido la noticia con estupefacción. "Era muy puntual y siempre era muy educada, podías coincidir con ella en el barrio en cualquier negocio. Aquí enfrente, en la tienda o en la mercería de la esquina, era muy buena chica", relataban ayer los vecinos del portal de la calle Callao, en La Calzada.

El hermetismo con el que recibió la noticia la zona donde vivía Dacuña solo se rompía para reconocer a la mujer como "una buena chica". Es unánime el parecer de los vecinos de los barrios de La Calzada y El Natahoyo y también entre sus compañeras y jefes de Brillastur.

En el barrio, la noticia ha caído como un jarro de agua fría. El bullicio habitual de la avenida Argentina y sus alrededores se diluyó ayer. Los corrillos en torno al suceso se repetían cerca del portal de Lorena Dacuña. "Era una persona muy humana", comentaba una vecina de la joven. "Muy callada, casi no teníamos relación con ella porque era muy reservada; coincidíamos con ella en el portal para entrar o salir de casa, pero nunca trajo un problema a los vecinos", aseguraban los residentes del número 6 de la calle Callao. "Era una chica superdiscreta, educada y no teníamos mucha relación, siempre estaba trabajando, la encontrabas con los bártulos típicos de su oficio. Un 'hola y adiós' y poco más, era muy callada, lo sentimos mucho", reconocía Andrea Menéndez, una de las residentes del portal de Dacuña.

"Cuando nos lo dijeron, no podíamos creerlo. Nunca faltaba a su trabajo y si en alguna ocasión algún vecino pudo protestar por la limpieza del portal, nosotros salíamos siempre en su defensa y dábamos la cara por ella", reconocía una de las vecinas del portal de la calle Santa Rosalía en el que la mujer trabajó durante muchos años. A la mujer la echaron en falta muchos de los vecinos que ayer al enterarse de la noticia no entendían por qué le ha pasado algo así. "Nunca tuvimos constancia de peleas o discusiones y, si las hubo, no lo sabemos porque ella nunca hablaba con los vecinos. Lorena venía a trabajar y era lo que hacía, y además muy bien", explicaba otro vecino del portal donde vivía la joven.

La celebración de la palabra para despedir a Lorena Dacuña tendrá lugar mañana, miércoles, a las 13.00 horas, en el tanatorio de Cabueñes. Después será enterrada en el cementerio de Deva.

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