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LA NUEVA ESPAÑA accede a la investigación policial del asesinato de La Calzada

Lorena Dacuña trató de arrebatar el cuchillo a su asesino, que se fue sin saber si estaba muerta

José Manuel Sánchez comenzó a apuñalar a su expareja cuando estaba de pie en la habitación y siguió en la cama, hasta ver que sangraba mucho

José Manuel Sánchez Merino escoltado por la Guardia Civil antes de entrar al furgón en el que fue a prisión, el viernes, en la Comsaría de la Policía Nacional. JULIÁN RUS

Los peores augurios se confirmaron y Gijón ha vuelto a ser escenario de la violencia machista. Con la detención el pasado miércoles del camarero José Manuel Sánchez Merino, un hombre de 49 años, "celoso" y con antecedentes por malos tratos a otras parejas, llegó la confesión del brutal crimen de la limpiadora gijonesa Lorena Dacuña Fernández, de 41 años. Este individuo, que desde el viernes duerme en prisión acusado del asesinato, le asestó veinte puñaladas en el piso de la calle Callao, en La Calzada, en el que ella vivía. Tras ocho años de relación, Sánchez Merino se negaba a aceptar la ruptura, y al sospechar que su excompañera sentimental podía estar conociendo a otra persona se fue decidido a matarla tras haber estado consumiendo cocaína y alcohol.

El único cabo suelto de esta investigación policial a la que ha tenido acceso LA NUEVA ESPAÑA era el paradero del acompañante portugués que la víctima conoció en una discoteca la madrugada del crimen y al que el asesino sitúa en la casa. Este hombre, que por motivos laborales está en Gijón, se personó voluntariamente ayer, en la Jefatura de la Policía Local, para explicando que se asustó al ver las noticias. Por el momento figura como testigo de un caso que ha estremecido a toda la región.

El hallazgo del cadáver y primeros pasos de la investigación

El hallazgo del cadáver y primeros pasos de la investigaciónLa familia de Lorena Dacuña le envió un mensaje el domingo para ver si podía quedarse al cuidado de su sobrino, pero no hubo respuesta. No le dieron importancia, pero al enterarse de que el lunes no había ido a trabajar, cuando siempre lo había hecho, optaron por ir a su casa. Su cuñada y dos amigos la encontraron muerta y ensangrentada sobre la cama de la habitación de la entrada. Ahí, llamaron a la Policía Local.

La Policía Nacional, según consta en el informe, llega a las 14.45 horas al piso de la calle Callao número 6. Allí ven el cadáver y el más que posible arma del crimen: un cuchillo cerámico de cocina con manchas de sangre. Arranca ahí una investigación que permitió arrestar al culpable en apenas 48 horas.

Situación familiar

Situación familiar Tal y como consta en el informe policial (de poco más de 60 páginas), fue esta una de las primeras actuaciones averiguaciones de los agentes. La cuñada y amigos de Lorena Dacuña que estaban en la vivienda explican que durante ocho años había mantenido una relación sentimental y de convivencia con José Manuel Sánchez Merino, gijonés de 49 años, que había acabado por voluntad de ella. Negaron cualquier episodio de malos tratos hacia la fallecida, pero sí apuntaron ya el episodio violento en el que él destrozó con unas tijeras la ropa interior y un vestido de Dacuña tras la separación.

De primeras, la Policía Nacional ya se entera de que Sánchez Merino cuenta con seis arrestos por malos tratos físicos entre 2005 y 2012, "habiendo tenido órdenes judiciales de alejamiento y comunicación" con tres mujeres. Le preguntan a una hermana del asesino, pero ella dice que llevan diez años sin relación.

Los vecinos de Dacuña y el entorno de Sánchez Merino

Los vecinos de Dacuña y el entorno de Sánchez Merino Los agentes tomaron declaración a todos los vecinos del inmueble en el que vivía la víctima. Solo dos de ellos aciertan a dar información al respecto de la madrugada del domingo. Una de ellas asegura que "escuchó un golpe muy fuerte" sin precisar "cual podría ser la causa". Eso sí, "un portazo no era". Ese ruido lo sitúa a las seis de la mañana, pero cuando miró por la mirilla las luces estaban apagadas y no vio nada.

El otro testimonio es que a esa misma hora, las seis, escuchó a su perro gruñir. El resto de inquilinos explicaron que desde el mes de enero no veían juntos a Lorena Dacuña y Sánchez Merino, pero que sí "le habían visto pasar por delante del piso en dos o tres ocasiones".

En paralelo preguntaron a los compañeros de la sidrería de la calle Luis Brille, muy cerca del piso de la calle Callao, por el paradero de el principal sospechoso. Allí les dicen que lleva dos días sin ir a trabajar desde el sábado y tenía el móvil apagado. Ese día, sobre las dos de la mañana, el cocinero del local explica que llevó en coche hasta la esquina entre la avenida Pablo Iglesia y la calle San Luis. "Creo que tiene una habitación alquilada por ahí", explicó este testigo. Luego, a las 2.30 horas, le dejó frente a un bar de copas de la calle Marqués de San Esteban.

Búsqueda y localización del principal sospechoso

Búsqueda y localización del principal sospechosoEl mismo lunes, con los testimonios recabados, varios agentes de paisano se desplazan hasta el parque de Zarracina y exhiben la foto del sospechoso a hosteleros y vecinos.

Los investigadores peinan la zona y visitan varios edificios durante todo el martes día 4, pero sin éxito. Todo se precipita al día siguiente, cuando Sánchez Merino acude a tomar una cerveza al bar de la esquina de la calle Príncipe. Él vuelve a casa y se mete en su habitación, donde se escondió desde el sábado. Un compañero de piso -compartía vivienda con otras cuatro personas- abre la puerta a los agentes, reconoce a quien están buscando en la foto que le enseñan y señala su habitación. Allí le detienen y le leen sus derechos.

Registro y pruebas incriminatorias

Registro y pruebas incriminatoriasTras llegar a Comisaría le toman las huellas dactilares y vuelven a poner rumbo a la calle San Luis para el registro del domicilio, que lo autorizó el investigado, junto a su abogada del turno de oficio, autoridad judicial y demás policías. Allí encontraron su teléfono móvil calcinado y dos camisas de la talla 41/42 con manchas de sangre. También se llevaron un par de zapatos, dos pantalones y una bolsa de plástico.

A esas pruebas se suman el cuchillo de cocina ensangrentado que encontraron el lunes en el piso de Dacuña y el cuchillo roto -por un lado la hoja y por otro el mango- que Sánchez Merino llevaba en su mochila para matar a su expareja.

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Concentración en Gijón por el asesinato de Lorena Dacuña

La mochila con la que salió de casa, y que según él se llevó del piso de la calle Callao el acompañante de Lorena Dacuña, la encontró un trabajador de Emulsa el domingo sobre las ocho de la mañana, es decir, apenas dos horas después del crimen. Estaba entre un coche y un contenedor de basura de la calle Daniel Cerra, perpendicular a la calle Callao. En el interior había una cartera, unas llaves y un monedero. Al finalizar su labor la llevó a las instalaciones de Emulsa en la calle Cuba. El día 6, cuando ya se había producido la detención de José Manuel Sánchez, el operario de limpieza llevó la mochila a Comisaría. Allí estaba, en la cartera, el DNI, la tarjeta sanitaria y la tarjeta ciudadana del acusado.

Los investigadores también analizan esa mochila negra, tal y como se desprende del informe policial, para comprobar qué huellas hay en cada objeto del interior para ver si es cierto o no que el acompañante de Lorena Dacuña se la llevó a la carrera del piso de la calle Callao como sostiene el camarero gijonés procesado.

La madrugada del sábado, después de saber que habían visto a Lorena Dacuña con otro hombre, José Manuel García está decidido a comprobar sus sospechas. Deja uno de los gin tonic que se estaba tomando en un bar de Fomento y, con un cuchillo en la mochila, va a buscarla al karaoke de La Calzada donde le dijeron que la habían visto. No duda para ello en coger un búho en la plaza del Carmen, tal y como declaró en Comisaría.

La confesión del crimen

La confesión del crimenEn dependencias policiales, José Manuel García se muestra colaborador y accede a declarar ante los agentes. Su versión de los hechos figura transcrita en siete páginas del informe policial al que ha tenido acceso LA NUEVA ESPAÑA. La confesión llega en la primera pregunta.

-¿Es usted el autor de la muerte de Lorena Dacuña Fernández clavándole varias veces un cuchillo en su cuerpo?

-Sí.

Tras una primera parte en la que describe su relación con Lorena Dacuña -ahí declara que "eran expareja desde el mes de noviembre del 2019, habiendo mantenido una relación de ocho años con convivencia desde los pocos meses de iniciar la relación"- y que "la convivencia fue muy buena sin ningún tipo de problema importante". En lo referente a la ruptura, que fija en noviembre del año pasado, explica que "la relación se había ido enfriando desde que ella salía más con compañeros de trabajo y otros amigos".

-¿Cómo fue su reacción tras finalizar la relación?

-No lo llevé bien, tuve que abandonar el piso, pero Lorena me ayudó con la mudanza a casa de un compañero.

No obstante, prosigue el relato, Sánchez Merino siguió acudiendo a la vivienda de su ya expareja. "Me dejaba ir a ducharme" al salir de trabajar de la sidrería. La última vez que eso ocurrió fue "el fin de semana del 25 y 26 de enero", declaró este hombre. En varias ocasiones le preguntó "si mantenía una relación con ora persona", porque "en alguna ocasión me habían contado que la habían visto con otro hombre en el karaoke". Ella le negó una nueva relación, "pero no la creí porque se guardaba muchas cosas para ella", apuntó el asesino confeso.

La madrugada del crimen, según el asesino confeso

La madrugada del crimen, según el asesino confeso El camarero gijonés fue a trabajar a las once de la mañana a la sidrería de la calle Luis Braille donde trabajaba como encargado. Salió a las cinco de la tarde y no volvió hasta las 20 horas para el servicio de cenas. Después, un compañero de la sidrería le acercó a su casa en la calle San Luis y de ahí a un bar de Fomento. A preguntas de su abogada, según consta en el informe, explicó que esa madrugada bebió entre tres y cuatro "cañones" de cerveza, otra cerveza pequeña, dos tres tercios de cerveza y dos gin tonics. A todo ello se suma la cocaína.

Fue entonces cuando decidió ir a comprobar si de verdad Lorena Dacuña había iniciado una nueva relación sentimental. Salió del bar y se fue hasta la plaza del Carmen para coger un autobús búho hasta la parada del Ateneo de La Calzada. De allí se fue directo hasta el karaoke. Eran las 6.30 horas y, sin llegar a entrar, "miré desde la acera de enfrente que Lorena estaba con un hombre al que no conocía" en presencia de otros amigos, según el testimonio del asesino confeso. "Escuché decir a Lorena que ellos dos se iban para su casa y decidí ir hacia allí y llegar antes que ellos".

José Manuel Sánchez, tal y como declara él, esperó veinte minutos. "Les vi llegar, entraron al portal y dejaron la puerta entreabierta y aproveché para entrar sin que me viesen", explica, siempre según su versión. Mientras que Dacuña y su acompañante portugués subían en ascensor, él lo hacía por las escaleras. "Esperé a que abriesen la puerta del piso" y ahí entró en acción. "Le dije a Lorena que hubiese sido mejor que se enterara por ella en vez de por él mismo" y fue ahí cuando sacó el cuchillo que llevaba en la mochila, pero se rompió aunque "no recuerdo cómo". Fue ahí cuando se fue a por otro cuchillo. "Cuando volvía de la cocina el acompañante de Lorena echó a correr por las escaleras mientras ella le dijo que llamase a la Policía", según consta en el informe de la declaración del acusado.

Estando ya los dos solos, a tenor de la versión de Sánchez Merino, "Lorena preguntaba una y otra vez qué estaba haciendo yo" al verle con el cuchillo. Cuando ella se fue a la habitación donde tendía la ropa, "comencé a darle cuchilladas cuando estaba de pie en la habitación, seguí cuando cayó a la cama y paré cuando vi que había mucha sangre sobre la cama", declara. Sin comprobar "si estaba viva o muerta" se fue del piso de la calle Callao, apagó las luces y cerró la puerta. Se fue caminando hasta su habitación de la calle San Luis, destrozó el móvil y se escondió a la espera de la policía. "Pensé que el acompañante de Lorena habría llamado a la policía, pero vi que no fue así", zanjó.Ingreso en prisión

Ingreso en prisiónUna vez detenido y tras declarar ante la magistrada del Juzgado de Violencia Sobre la Mujer, Sánchez Merino ingresó en prisión, comunicada y sin fianza, acusado de un delito de asesinato. Se encuentra desde el viernes el módulo 9 del Centro Penitenciario de Asturias, hasta que se celebre el juicio, que se hará mediante jurado popular. Tras haber pasado allí tres años, el último responsable de que Gijón haya vuelto a ser escenario de un caso de violencia de género regresa a la cárcel.

En esta información han colaborado S. F. LOMBARDÍA, J. M. REQUENA, R. GARCÍA y M. C.

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