Responsables del equipo forense de los Juzgados de Gijón procedieron ayer a la toma de muestras de saliva de los padres del bebé asesinado a puñaladas en Nuevo Roces el pasado mes de agosto para cotejar el ADN con los dos pelos humanos hallados en el cadáver y esclarecer a cuál de los progenitores pertenecen, tal y como solicitó la magistrada al frente de la instrucción de este caso que estremeció a todo el municipio y que mantiene en prisión preventiva a Silvia A. M., la madre del recién nacido.

Los resultados de estos análisis podrían estar dentro de un mes, o al menos eso se espera después de que la jueza pidiese celeridad al laboratorio para tener el informe al tratarse de una causa con reo. Es precisamente Silvia A. M., de 28 años, quien salió ayer de prisión para someterse a la prueba en el Palacio de Justicia, donde coincidió con su ya expareja, Daniel B. S., de 27 años, aunque estuvieron en salas separadas. Desde su detención en septiembre solo se han visto durante el careo practicado ante sus versiones opuestas.

La declaración de Daniel B. S. se ha mantenido siempre en la misma línea, asegurando que no tenia constancia siquiera del embarazo de su novia, con la que convivía en la calle Jenaro Suárez Prendes. En cambio, Silvia A. M. primero exculpó a su compañero y poco después modificó su relato explicando que había sido él quien se llevó al bebé y que si no dijo nada fue por miedo. No obstante, tal y como demuestra el informe psiquiátrico que adelantó hace semanas LA NUEVA ESPAÑA, su último relato es muy poco creíble. El informe apunta a "un trastorno antisocial de la personalidad" de la mujer, pero dice que mantiene intactas las facultades. Silvia A. M. podría ser condenada con la primera pena de prisión permanente en Asturias.