El emperador Carlomagno, reconocido como principal fundador de la Europa moderna, impulsó el reencuentro una población hasta entonces enfrentada sin necesidad de internet, políticos ni aviones en un logro histórico que, ahora, empieza a verse amenazado por el debatido "Brexit", la separación ideológica de Estados Unidos y la pérdida de confianza en una Unión Europea que nació para mucho más que para mantener la paz. Esta fue, en síntesis, la idea que Enrique Barón pronunció ayer durante su ponencia en las III Jornadas de la Vía Carlomagno en la Escuela de Hostelería, que buscan recuperar las rutas históricas marcadas por el emperador con un modelo similar al del Camino de Santiago. Barón, expresidente del Parlamento Europeo, marcó como retos de futuro aclarar cuál será el papel de la Unión Europea, fijar un marco financiero estable y ampliar su tradicional unión federalista sin caer en derrotismos ni exaltaciones. "Para avanzar en un mismo camino no es necesario fingir que todo lo europeo es bueno ni caer siempre en un discurso de autoflagelación que no responde a problemas reales", reivindicó.

Para el experto, la sociedad europea debería estudiar con mayor profundidad "qué razones movieron a tantos millones de personas para entrar en masa" en los caminos pautados por Carlomagno. "Su intención era reconstruir parte del Imperio romano y lo logró en una época en la que solo funcionaba el boca a boca, no existía el papel, la gente se desplazaba a pie, en sandalias -y los más poderosos, a caballo-, y la mayoría de la población era analfabeta. Aquello sí fueron verdaderas redes sociales; no lo de internet ahora", concretó.

El diputado europeo Jonás Fernández -encargado junto a la alcaldesa de Gijón, Ana González, de presentar al ponente-, matizó cómo la evolución histórica del continente ha desembocado en problemas políticos de plena vigencia y "complicada" solución. "El más claro es la marcha del Reino Unido, que es una mala noticia para todos pero especialmente para los británicos, pero no la única. La Unión Europeo nació para mantener la paz, pero también para sostener un modelo social unitario. Un estado no tiene instrumentos para regular el mercado, distribuir la renta ni garantizar un bienestar social. Hay que lograr un pacto", resumió.

La labor de Carlomagno, además de haber dejado una marcada herencia "europeísta" -la leyenda de su vida se desgranó ayer en las mismas jornadas a manos de los investigadores Isabel Ruiz de la Peña y Emilio González-Ferrín-, también puede aprovecharse ahora como nicho del negocio turístico. Así lo defendió, al menos, Miguel Ángel Martín, presidente de la Red de Cooperación de las Rutas del Emperador Carlos V: "Impulsar los caminos creados por ambos reyes podría crear un nuevo modelo de peregrinaje en Asturias muy similar a la ruta jacobea, cuyo éxito y rendimiento económico es indiscutible".