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El Musel tiene carencias para evitar que llegue carbón arrastrado por agua al mar

Ebhisa es la única terminal portuaria que dispone de autorización de vertidos y que cuenta con una instalación de decantación del mineral

Parvas de carbón en la explanada de Aboño, encharcada por la lluvia. ÁNGEL GONZÁLEZ

Las polvaredas que periódicamente levanta el viento en El Musel El Puerto también tiene carencias para evitar que parte del mineral sea arrastrado por el agua de lluvia o de riego hasta la costa. La única instalación portuaria que está en regla en cuanto a los vertidos de aguas es Ebhisa, la terminal de graneles sólidos. El resto del puerto, no.

Los posibles efectos del tráfico portuario de minerales sobre las playas urbanas de Gijón y sobre el espacio natural protegido del Cabo de Peñas han sido puestos de relieve por un reciente informe elaborado por la directora general de la Costa y el Mar, Ana María Oroño Valenciano. Esta alto cargo del Ministerio para la Transición Ecológica plantea ante el proyecto de Natural Mining Resources para almacenar y cribar carbones en la explanada trasera de Ebhisa, que debe estudiarse su incidencia sobre las playas de San Lorenzo y Poniente y sobre el Cabo de Peñas por posibles arrastres de carbón por el viento o la lluvia, además de adoptar las medidas correctoras oportunas. La empresa se mostró abierta a hacer ese estudio, pero apuntando que no es el único operador de carbón en El Musel.

En los últimos años, el Puerto y las empresas concesionarias han adoptado medidas para evitar las nubes de carbón, como aplicar productos químicos que tapan las parvas o regarlas cuando se levanta viento. No ha ocurrido lo mismo respecto a la segunda vía de posible llegada del mineral al mar, que es a través del alcantarillado de aguas pluviales de El Musel.

Según explican fuentes portuarias, la única instalación del Puerto que está regularizada es Ebhisa, que cuenta con autorización de vertidos y con una instalación para la decantación del mineral que arrastran las aguas de riego o las de lluvia, que se recogen a través de un foso perimetral que evita que acaben cayendo al mar directamente desde el muelle.

La situación es distinta en el resto del Puerto. El único método de recogida del agua de riego o de lluvia es a través de la red de alcantarillado de El Musel. La que acaba ahí, va a parar a la estación de pretratamiento de La Figar y finalmente llega al mar a través del emisario submarino de Aboño.

A las carencias del Puerto para tratar esas aguas se añade que, según empresas concesionarias, hasta ahora la Autoridad Portuaria de Gijón solo les venía exigiendo medidas para evitar o minimizar la formación de nubes de carbón. En el último episodio de este tipo que tuvo lugar, el Puerto sostuvo que la polvareda generada no había sobrepasado el limite de sus muelles, esto es, que no había llegado al agua.

En calibrar la incidencia de la actividad con graneles sólidos en El Musel sobre la playa de San Lorenzo, va a jugar un papel relevante el estudio que el Ayuntamiento de Gijón ha encargado al Instituto del Carbón (Incar), cuyo avance preliminar ya advierte de que en la principal playa gijonesa se encuentran multitud de tipos distintos de carbón, cuyo origen no puede explicarse exclusivamente por el embarrancamiento del buque "Castillo de Salas" frente al cerro de Santa Catalina en 1986, esparciendo por la bahía buena parte del carbón que portaba en sus bodegas, tras partirse en dos.

Los problemas derivados del arrastre de partículas de minerales por la lluvia o el riego no es exclusivo de las instalaciones de El Musel. También existen acopios de carbón y de otros minerales en otras partes del concejo. Es el caso del parque de minerales y del sínter de ArcelorMittal. La multinacional siderúrgica tenía previsto haber culminado a finales del año pasado un proyecto para el tratamiento de las aguas pluviales en ambas instalaciones, con el objetivo de reducir el vertido de sólidos y reutilizar el agua de escorrentía. El proyecto aún no se ha ejecutado y está en estudio las posibilidades de actuación al respecto, según el último informe elaborado por la compañía siderúrgica sobre el grado de ejecución de su plan de mejoras medioambientales en las factorías asturianas.

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