Crear aulas estancas, en las que no puedan penetrar las ondas de los teléfonos móviles para evitar la picaresca entre los estudiantes durante la realización de exámenes. Es el objetivo colateral en el que está trabajando la empresa gijonesa Wetech, especializada en "wearables", es decir, en el diseño de dispositivos electrónicos incorporados a accesorios o incluso a prendas de vestir. Precisamente en este campo es en el que los gijoneses investigan en la actualidad el desarrollo de textiles que llevan en su trama circuitos electrónicos, y que permitirían evitar las ondas de telefonía.
"Iniciamos la investigación con ropa para neonatos, para proteger a los bebés de esta radiación, y vimos que también se podía aplicar al diseño de cortinas o estores para aulas", señala Javier Ardura, uno de los fundadores de la compañía -junto con Raúl del Coso-, que no ha dejado de crecer desde su puesta en marcha. El desarrollo de este tipo de textiles "cableados" está llamado a tener un amplio abanico de aplicaciones en múltiples ámbitos y forma parte de un proyecto europeo junto con dos empresas de Bélgica y Francia, con la colaboración de la Escuela Politécnica de Ingeniería y con una financiación de un millón de euros.
Los textiles inteligentes podrán aplicarse, por ejemplo, a "proyectos militares", apunta Ardura, con la ventaja de que la tecnología ha avanzado mucho y ya posibilita que los circuitos se inserten en el textil en el mismo proceso de tejido de las piezas, con sensores cada vez más pequeños y económicos.
El campo de desarrollo que se abre ante la pequeña compañía gijonesa, que cuenta con cuatro empleados fijos, es enorme. Y ya disponen de un amplio bagaje, puesto que han sido pioneros en el desarrollo de sistemas de pago incorporados a elementos como pulseras, relojes, collares e incluso anillos. Funcionan igual que las tarjetas de crédito con tecnología contactless, con la comodidad de que "nadie va a pensar en robarte un anillo pensando que con él va a poder pagar".
La innovadora idea, que ha llevado a Wetech a ser proveedor de compañías como el Banco Santander, Open Bank o Master Card, surgió de la forma más inesperada en el año 2013, y con la crisis económica como detonante, como recuerda Ardura. En su caso, procedente del mundo de la joyería, "cansado de recorrer países tratando de abrir mercado ".
Fue en una misión comercial de Asturex en México donde conoció a Raúl del Coso, procedente del mundo del softcomputing y también con problemas de financiación. Aprovechando los conocimientos del uno y el otro se lanzaron a la aventura, insertando los circuitos electrónicos en piezas de relojería y joyería que "tienen su mercado", con desarrollos a medida de los clientes y con la colaboración de la Sociedad Regional de Promoción del Idepa. Un plan de futuro que pasa por diferentes investigaciones de las que "pronto podremos avanzar novedades", promete Javier Ardura.
