La poeta y articulista Carmen Nuevo empezó a escribir con apenas 14 años en su pupitre del instituto de Salinas. Empujada por una de sus profesoras y por la influencia de poetas románticos, la por entonces adolescente descubrió una vocación literaria temprana que, años después, le permitió hacerse un hueco en revistas culturales y medios de comunicación como este diario, en el que colabora desde hace una década con artículos de trasfondo poético en la edición de Avilés. La muerte de una cercana amiga suya, Encina de la Concha, sirvió como nuevo acicate para la creación de una obra publicada hace unos meses bajo el título "Encina y el mar" (Orpheus Ediciones Clandestinas, 2019), presentada ayer en el Club de LA NUEVA ESPAÑA de Gijón.

El libro parte de una estructura poco habitual, porque aúna en las mismas páginas una recopilación de los artículos publicados en prensa con una colección de poemas inéditos inspirados por la pérdida de su compañera. "Yo ya tenía este proyecto desde hace tiempo en la cabeza, pero la muerte de mi amiga fue la que incendió la mecha creativa", reconoció la autora, que se reafirma como una apasionada de Gijón. "Para mí presentar mi libro en esta ciudad es muy especial porque el tejido cultural es inmenso y se que el público tiene muchas cosas entre las que poder acoger", afirmó. La cita contó con la presencia de su editora, Nieves Penela, y de Eloy Méndez, redactor jefe de LA NUEVA ESPAÑA de Gijón, que alabó los artículos de la autora por el esmero que Nuevo pone en sus textos, depurados para dejar un léxico sencillo. "Transmiten autenticidad", aseveró.

Durante su intervención, la poeta rescató algunos de sus artículos más vinculados con la ciudad, destacando la lectura de "Diego García Cuervo, in memóriam", un artículo publicado hace ya una década en la que recuerda la figura del conocido docente del campus de Gijón "que poseía un don innato para enseñar deleitando". "Lo conocí trabajando en el barrio y fue una persona muy particular, porque aunque era Expresión Gráfica de la Ingeniería tenía una sensibilidad muy especial para las humanidades y la literatura", recordó Nuevo. También leyó la pieza "Víctor, el fogonero", su particular homenaje a Víctor Muñiz Cires, quien fue el último trabajador de la locomotora de vapor "Eleonore" en la línea entre a Arnao y San Juan de Nieva.

La lectura poética incluyó el poema "Retazos", el primero que le dedicó a su amiga fallecida. "Así es como empezó esa idea de machado de 'cantar lo que se pierde' de Machado que intenté plasmar en mi libro y que está presente tanto en los poemas como en los artículos", razonó. De cara al futuro, Nuevo está ya inmersa en nuevos proyectos y planea lanzar una nueva colaboración, esta vez, saliendo de las fronteras regionales. "Estoy preparando algo con una editorial de Madrid y con otro autor asturiano, pero de momento mantengo la sorpresa, no vaya ser que no salga", bromeó.