ArcelorMittal vinculó ayer la demora en la construcción del nuevo filtro para el sínter A, que reducirá a drásticamente sus emisiones contaminantes, a las disputas que se han producido entre la ingeniería adjudicataria de la obra, FL Smith, y las empresas subcontratadas para el montaje. Las plantas de sinterización de Arcelor.
La última Autorización Ambiental Integrada otorgada por el Principado a ArcelorMittal establece un límite de emisiones por la chimenea del sínter A que es una cuarta parte del permitido hasta entonces. Esos nuevos niveles son imposibles de cumplir sin la instalación de un nuevo filtro de mangas, obra en la que está inmersa la multinacional. Vecinos, ecologistas y Podemos-Equo han reclamado al Principado en la reunión del consejo sectorial de medio ambiente del pasado lunes que expediente a la siderúrgica. Los representantes del Principado indicaron que no eludirían comunicar esa posible infracción a sus servicios jurídicos. Es algo que a la postre acarrearía una multa a la compañía.
Arcelor quiso ayer hacer hincapié en que tiene "un compromiso de inversión de más de 220 millones de euros en mejoras medioambientales" en las factorías asturianas (en esa cifra incluye la obra de las nuevas baterías de coque de Gijón). Respecto al retraso en implementar el filtro de mangas del sínter A, la compañía citó que la compañía que ahora se encarga del montaje de la instalación, de Portugal, es la tercera a la que FL Smith ha recurrido para esa tarea, tras las discrepancias con las dos anteriores, origen de los retrasos en la obra.
Los penachos de contaminación que emiten las chimeneas de los sínter forman parte habitual del paisaje gijonés. Los ecologistas denunciaron ayer una nueva humareda de esas instalaciones, tras haber sido alertados por múltiples ciudadanos.
El pasado lunes, también se produjo otro incidente, en este caso puntual, con un escape de gas bruto de coque por una nueva avería en las baterías de coque que la siderúrgica tiene en proceso de rodaje. Esta circunstancia, tras su reciente puesta en servicio, motivó que se produjera un retardo en el encendido de las antorchas de seguridad para quemar ese gas en caso de fallo de la instalación. Un incidente que tuvo como origen un fallo informático, al dejar de funcionar el motor que se encarga de extraer el gas de los hornos de coquización enviándolo hacia la zona de lavado del mismo. Dejó de funcionar al detectar erróneamente que se había producido una caída de tensión, a pesar de que esto último no llegó nunca a producirse, explican desde Arcelor.
