Alrededor de 33.000 volúmenes y cerca de 900 títulos, repartidos en 1.800 metros lineales de estantería. Esos son los números que maneja la nueva hemeroteca municipal que, desde hoy, se abre al público en la antigua Escuela de Comercio "para la consulta de todos los tomos que hay en ella", en palabras de la alcaldesa de Gijón, Ana González, que incidió en que la tardanza en la puesta en marcha del servicio se debió a la falta de condiciones necesarias para el almacenamiento de los textos y la falta de personal.

La hemeroteca cuenta con una zona de consulta, tanto de ejemplares físicos como de forma digital, y una zona de almacenamiento que reúne unas condiciones concretas para la conservación de los tomos: una temperatura de entre 18 y 20 grados y una humedad constante de entre un 50 y un 60%.

Así lo explicó el archivero municipal, Eduardo Núñez, que remarcó que los fondos provienen de la fusión de la vieja hemeroteca municipal y la que fundó Luis Adaro y que regentó Patricio Adúriz de la Cámara de Comercio. Entre los fondos, el más antiguo es un ejemplar de "Mercurio", del siglo XVIII. También hay otros que solo se conservan en Gijón y Madrid. Además, se incluyen multitud de ejemplares de prensa histórica y publicaciones antiguas para consulta de investigadores, "no solo académicos".

En el subsuelo de la Escuela de Comercio se encuentra la cámara que guarda la hemeroteca. En ella hay más de 4.000 metros lineales de estanterías, de los que apenas están cubiertos menos de la mitad. El resto se completará con la cesión de nuevos fondos, como el de Rosario Acuña, el padre Patac, la biblioteca cervantina de Ramón Álvarez Viña o el fondo de la Gota de Leche.

Además, destacó Núñez, se trata de la primera instalación de armarios compactos eléctricos que instala el Ayuntamiento de Gijón. Una tecnología pionera que evita tener que mover a mano las pesadas estanterías y que, igualmente, cuenta con una serie de sensores para evitar que nadie se quede atrapado en su interior.

En el archivo hay tres tipos distintos de estanterías: una más ancha, para recoger los tomos más vastos; otra más estrecha, como una biblioteca al uso para textos de menor grosor; y una tercera con bastidores para poder guardar allí cuadros o similares. Un búnker en el subsuelo de la calle Tomás y Valiente en el que se guarda, con unas condiciones climáticas controladas para su mejor conservación, la Historia de la ciudad.