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De viaje con Jovellanos: Gran viaje de 1791 (I)

De Gijón a Ceceda con la vista alta

El prócer se detiene en la aldea de Nava interesándose por las labores de los lugareños, que moldean el barro fino y amarillento para fabricar vasijas

Ceceda.

Este nuevo periplo que iniciamos hoy, junto con nuestro ilustre viajero, anticipo que se prolongará varios capítulos, ya que fue largo e intenso y está además repleto de datos e informaciones de toda índole. Sin duda será este uno de los viajes mas apasionantes que hagamos acompañados por Jovellanos. El equipaje debe estar pronto para partir. ¡Muchas leguas de camino nos esperan!.

El viaje se inicia en Gijón un 6 de agosto de 1791 y tenia como objetivo llegar a Salamanca para proseguir sus trabajos en la reforma de los Colegios de las Órdenes Militares. Apenas un año antes de este viaje, Jovellanos ya estaba en tierras salmantinas desarrollando sus funciones. Jovellanos, tras aprobación firmada por el rey Carlos IV el 31 de marzo de 1790, había sido nombrado Visitador general de los Colegios de las Órdenes Militares en Salamanca. Entre abril y agosto de ese año permanece en la ciudad del Tormes. Las condiciones que encontró don Gaspar fueron cuanto menos bastante lamentables. Nos habla, entre otros, de graves defectos en la enseñanza. Tantos, que crea para intentar resolverlos, una de sus obras maestras a nivel pedagógico, el "Reglamento literario e institucional extendido para llevar a efecto el Plan de estudios del Colegio Imperial de Calatrava", auténtico compendio del pensamiento educativo del ilustrado. Plan de estudios, cuya lectura nos muestra con claridad el aspecto clave del ideario jovellanista a nivel pedagógico: sin instrucción pública no habrá prosperidad ni progreso.

Problemas en la Corte, con el asunto del encarcelamiento de su amigo Francisco Cabarrús de por medio, hicieron que Jovellanos volviera presurosamente a Madrid para conocer de primera mano su situación. Ésto precipitó los acontecimientos que terminaron con Jovellanos camino de Gijón en su destierro disimulado, inicio a su vez de esta sección de viajes.

El caso es que Jovellanos va a proseguir su labor como Visitador, pero aprovecha, y el trayecto será mucho mas largo, porque bordeando el Cantábrico pasa a Cantabria y al País Vasco donde conoce de cerca el uso del carbón asturiano en las industrias vascas y cántabras. Después, por Vitoria y Burgos se acerca a Valladolid, desviándose incluso hasta tierras palentinas para visitar el Canal de Castilla. Llega, finalmente, a Salamanca el 13 de octubre, donde permanece hasta el 14 de noviembre, cuando inicia su regreso hacia Gijón por Zamora y León. Así que, hasta el 30 de noviembre de 1791, no llega a su casa. Cuatro meses permanece fuera, con lo que es evidente que la cantidad de datos es ingente y los asuntos tratados muy variopintos.

Pero lo mejor es ir viéndolo, así que vamos allá.

Escribe así Jovellanos para empezar: "Día 6. Salimos de Gijón el prebendado de Ávila Don Felipe Posada, Acebedo, Eugenio, Pachín de Peón y yo, por Ceares, Granda, Vega, Fano y Quintana. Buen terreno para hacer camino; abundante en guijo, y sólo quebrado en las dos últimas parroquias. Subimos a Puerto-Campa para bajar a Sariego. Montañas cónicas de piedra caliza con grandes derrumbamientos a una y otra banda; forma de cráter por bajo de la fuente de la Narzana, hacia Villamartín de Abajo. Bellas vistas de Gijón desde Puerto-Campa, y de los dos Sariegos desde el divisorio de este concejo y el de Nava; vista a la derecha en la capilla de la ermita del Remedio, bello y frondosísimo sitio. Se corre por la parroquia de Nava, territorio frondoso, fértil y bien cultivado. Llegamos a casa de mi hermana Doña Catalina a las diez y media, perdiendo varias veces el camino. Gran calor, algunos ratos de nubes y algunos de viento fresco".

Jovellanos parte desde Gijón subiendo por la actual AS-248 por Fano y Quintana, zona de paso también de su carretera carbonera hacia el puerto de Gijón. Camino de Nava e Infiesto, pasa por el alto de La Campa en el concejo de Villaviciosa, desde donde aun hoy, como bien observó nuestro viajero, hay una hermosa vista de la ciudad de Gijón. Entre el alto de La Campa y Vega, la capital del concejo de Sariego, discurre una preciosa senda con nombre evocador "Ruta de las cercanías del cielo", con unos paisajes impresionantes. Atravesando por El Remediu y Villamartín Altu llega a casa de su hermana Catalina, ya mencionada aquí cuando en la primera expedición minera pasó por Nava desde Pola de Siero. Catalina estaba casada con el naveto José Alonso de Faes. Además, en el inicio del párrafo hace mención a una serie de personas que lo acompañan, destaca el que fue su secretario durante mucho tiempo, José Acebedo Villarroel, que también llegó a ser oficial de la secretaría del Consejo de Indias.

Prosigue Jovellanos su camino hacia Infiesto, pero no por donde transcurre la carretera actual, sino por las hermosas aldeas de Tresali y Ceceda donde observa algo que fue muy característico en este lugar, pero mejor si nos lo cuenta Jovino: "Salida de Nava a las cuatro y cuarto, con truenos y alguna agua, que se aumentó antes de llegar a San Bartolomé; detención allí con Don Antonio Valvidares; continuación del camino y de la lluvia; otra detención en el lugarcito de Tresali; salida de allí a Ceceda; cesa el agua. Ceceda situado sobre un monte de peña de figura cónica, inversa, mirado antes de llegar; grande industria de ollería, hecha de barro fino del país de color amarillento; fabricaban sólo mujeres debajo de los hórreos y en las corradas de sus casas, y eran de diferentes edades, así como las vasijas que vi fabricar de diferentes tamaños. El torno se reduce a una simple rueda formada de dos círculos de tabla colocados horizontalmente uno sobre otro, y sujetos por unos bolillos verticales que sirven para unir y sostener la parte superior en la inferior por sus circunferencias. Por el centro penetra un eje apoyado en la parte inferior en un pie llano, sobre el cual se vuelve, y en su cabeza está de firme una tablilla redonda en la cual se coloca la materia o barro que debe recibir la forma de olla en el torno. Ésta simple máquina es toda de madera, y su altura será, según me pareció, de dos tercias escasas, pues sentadas las mujeres en el suelo, y el torno delante de ellas, trabajan sobre él sin notable elevación de los brazos. La operación se reduce a mover con la mano izquierda la parte voluble de la máquina, tocando en los bolillos verticales de la rueda horizontal, y luego operar con las dos manos. Parecióme que no todo el vaso salía torneado, y que el vientre de las ollas se formaba con los dedos. Resta saber de dónde se saca el barro, qué cantidad de ollas se trabajan al año y dónde se consumen y su producto. Los de Ceceda penetran con sus ollas hasta la Montaña, donde las cambian a hierro y frutos, y así hacen un comercio doble".

Cita de nuevo a Antonio Valvidares Argüelles, el poeta en lengua asturiana que también mencionó Jovellanos en sus expediciones mineras, pero sobre todo es de gran interés a nivel etnográfico su explicación sobre la alfarería de Ceceda. Se conoce la existencia de piezas creadas en este lugar y que llegaban a Oviedo desde el siglo XVI. Son curiosos, como datos sociológicos, que eran solo las mujeres quienes desarrollaban estas labores industriales o que el trueque se utilizaba para las transacciones comerciales, cambiando estos objetos por hierro y frutos.

En la segunda mitad del siglo XIX esta actividad estaba en clara decadencia, así nos dice, por ejemplo, Pascual Madoz en su Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España: "Además de la agricultura existen tres molinos harineros que se mueven poco por falta de aguas y una fabrica de ollas que está en decadencia".

Finalmente escribe Jovellanos: "Continuación del viaje con bello tiempo; montes elevadísimos; abajo el río que llaman de Piloña, Llegada al Infiesto".

Lo que acontece después lo vemos en el próximo capitulo.

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