El macroexamen de Emulsa reunió ayer en el recinto ferial Luis Adaro a 4.984 aspirantes a peón de limpieza y jardinería de los 7.037 admitidos para concurrir a una prueba válida para entrar en la bolsa de empleo temporal de la empresa municipal durante los próximos cuatro años. Los responsables de la sociedad, satisfechos por la participación, confían en llamar a finales de mayo a los admitidos, que ayer hicieron hincapié en que casi una treintena de las 100 preguntas de la oposición estuvieron centradas en el callejero de la ciudad. "Fue lo más complicado", comentó Ángel Lauredo, un gijonés de 42 años que se presentó a la prueba de jardinería.

Algunos de los aspirantes se jugaban mucho en el recinto ferial. Uno de ellos era Miguel Ángel Fandiño, un exempresario de 60 años que lleva tres en el paro. Fandiño regentaba una firma de transporte con una flota de ocho camiones. Diez personas estaban empleadas en su empresa. La recesión que empezó en 2008 le obligó a cerrar. Esporádicamente, trabajó como cajero en una gasolinera. "Aprobar es una gran oportunidad. Significaría poder retirarme con trabajo", manifestó ayer uno de los aspirantes a la prueba para peón de limpieza.

Otros, como Jonathan Quintas, aprovecharon la jornada para superarse. Es un joven de 22 años con un 79 por ciento de discapacidad por sus problemas de movilidad. Es natural de San Martín de Rey Aurelio, donde reside, y ha trabajado haciendo prácticas en una ferretería. Llegó a la prueba con su hermana, Ylenia Quintas. Se presentó para ser barrendero. Si aprueba, tendrá que mover objetos considerablemente pesados, como contenedores de basura. "No importa, voy al gimnasio a menudo. Estoy fuerte", afirmó. "Lo que no voy a hacer es quedarme en casa sin hacer nada por una maldita discapacidad", concretó.

La jornada arrancó a las ocho, cuando se abrieron las puertas para acceder al primer turno del examen, fijado para las diez. Posteriormente, volvieron a abrirse a las 12.00 horas hasta las 13.45 para los citados para el examen del segundo turno, que arrancó a las dos de la tarde. A la prueba para ser peón de limpieza concurrieron un 65 por ciento de los 6.317 admitidos para 750 plazas. Y a la de jardinería, un 86 por ciento de los 720 candidatos que pugnan por 200 vacantes.

Durante el primer turno, dos personas tuvieron que interrumpir el examen para pincharse insulina. En el segundo, una mujer precisó de asistencia médica. No hubo más incidencias. Alrededor de 60 aspirantes se quedaron sin poder acceder al recinto ferial por llegar tarde. En el primer turno, uno de los afectados golpeó la puerta del Luis Adaro en señal de protesta. Durante el segundo, varios pidieron la intervención del responsable de la prueba y llamaron a la Policía, sin éxito. Amenazaron con poner una reclamación. "Llevo cinco años con la ayuda familiar y ya he trabajado en limpieza, tenía puntos. El fastidio es doble", dijo Margot Ponga, una de las que se quedó sin examinarse.

"Me ha salido bien, espero aprobar, pero preguntaron mucho del callejero", relató Monserrat Freitas, una de las opositoras. "Estudiarse un plano es lo más complicado", añadió Macarena Fernández ayer. "Solo me faltó saberme las calles", lamentó el avilesino Javier Sierra. Por su parte, el concejal de Obras Públicas y presidente Emulsa, Olmo Ron, destacó "la alta participación" de la macrooposición convocada ayer en el recinto ferial Luis Adaro. Emulsa espera poder llamar a los seleccionados tras el examen para finales de mayo o principios de junio.