El estudio topográfico en el que trabaja el gobierno local para determinar las causas de los hundimientos detectados en varias zonas del centro de la ciudad excluye por el momento analizar la situación en la que se encuentra la iglesia de San José a pesar de que el párroco advirtiese, a través de LA NUEVA ESPAÑA, que en los últimos años cada vez era más evidente la gran inclinación que presenta el piso en el interior del templo. El religioso Fernando Llenín solicitó entonces que en ese informe municipal se diese respuesta a los problemas de su parroquia, pero desde el Ayuntamiento se remiten a lo dicho desde un principio, es decir, que revisarán el tramo de la plaza de Europa hasta la avenida de la Costa, donde se examina ya el terreno actual respecto al original y su evolución.
Los hundimientos en la iglesia parroquial de San José, con los bancos visiblemente inclinados hacia la parte central de la nave principal, no suponen en cambio ningún obstáculo para los fieles, que ayer volvieron a arropar a su párroco durante la misa vespertina. Lo hicieron "sin miedo", a pesar de la preocupación manifestada por Fernando Llenín. Eso sí, se suman a la misma petición de que los estudios topográficos que prepara el Ayuntamiento incluyan también la zona del templo gijonés "para estar más seguros".
"No me había fijado demasiado, pero es verdad que se nota la inclinación", aseguraba ayer Ángeles Infiesta, habitual de la parroquia. En todo caso, esta realidad no es algo que preocupe en exceso a los parroquianos a corto plazo, porque "estamos en la zona del Humedal, ya se sabe cómo es esta parte de Gijón". Así que el desplome de la nave principal "no nos preocupa, seguiremos viniendo sin problema; la gente viene igual con la alerta del coronavirus, esto no va a ser diferente", aunque sí es cierto que "lo ideal es que se estudiara para más seguridad", convienen. De la misma opinión es María Suárez, que apunta que "hace poco que vengo aquí a misa, pero me di cuenta de que había algo raro en la posición de los bancos. Si el subsuelo está mal, que lo estudien, pero miedo miedo, no tengo".
La mayoría de feligreses son conscientes de la situación que destapó Fernando Llenín de forma pública. De hecho, María Mera y José María Fernández aseguran que es algo de lo que "se lleva tiempo hablando, igual que en otras partes de la ciudad" y que "se nota el desplome" en el templo, aunque matizan que "no da ningún miedo".
Al desnivel en el piso central de la iglesia hay que sumar el escalón de acceso al altar, donde fue preciso rellenar un hueco que en algunos puntos alcanza los tres dedos de grosor o las grietas en otras estancias, como explicó el párroco a este periódico. "Es urgente un estudio que aclare qué está pasando en el suelo", pidió Llenín, porque "yo sólo puedo establecer teorías, no sé si esto tiene que ver con las obras del metrotrén; lo que sí se hace es que hace falta que alguien lo estudie". El Ayuntamiento, por su parte, incidió en su llamada a la calma a los vecinos, prometiendo que su objetivo es "dar respuesta a la inquietud vecinal acerca del comportamiento del terreno, hacer un seguimiento del mismo y conocer cuál es el motivo de la inestabilidad". Eso sí, por el momento, solo hasta la avenida de la Costa.
