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EAMONN DOYLE | Fotógrafo, inaugura mañana exposición en el Centro Antiguo Instituto

"En Gijón he visto que puedo volver a fotografiar ciudades, es muy refrescante"

"Es cierto que no tengo el más mínimo impulso documentalista, jamás me ha interesado, aunque las imágenes acaban por ser documentos"

Eamonn Doyle, ayer, en el Antiguo Instituto, ante una de sus fotos. J. RUS

Su obra tiene reconocimiento internacional. El fotógrafo irlandés Eamonn Doyle (Dublín,1969) tiene previsto inagurar mañana en Centro Antiguo Instituto una amplia muestra de su trabajo. Será una de las exposiciones del año en Gijón y Asturias. Organizada por la Fundación Mapfre, sólo se vio antes en la capital irlandesa, una de las grandes inspiraciones de Doyle, y en Madrid. Conversa con LA NUEVA ESPAÑA sobre su trabajo y escucha con atención las observaciones del comisario Niall Sweeney, responsable del magnífico catálogo.

-¿Qué fotos ha seleccionado para esta exposición?

-He optado por las cuatro series publicadas en fotolibros desde 2012, cuando retomé la fotografía.

-¿Es la muestra, hasta ahora, más amplia de su trabajo?

-Sí, sin duda.

-Estaría bien que explicara cada una de esas series...

-Las fotos de las calles de Dublín las hice a la vez, pero al revisar ese trabajo me di cuenta que se podían agrupar en tres conjuntos distintos. La primera fue la de "i", con figuras solitarias; algo muy definido que concluyó en "End". Su formato fue la respuesta a un reto personal: imágenes en blanco y negro y apaisadas. Después decidí girar la cámara, usar el color y tomar fotos verticales.

-Pero en esa llamada "Trilogía de Dublín" ("i", "ON" y End") hay importantes diferencias entre unas imágenes y otras. ¿Por qué ese cambio, por ejemplo, en los contenidos?

-Las de "i" huyen de las pautas clásicas de la fotografía de calle; es importante la composición, pero también lo que no se ve: los rostros, detalles... Los ritmos y los "tempos" son también distintos. En las de "ON" hay, por ejemplo, un mayor dinamismo y se ve un Dublín más joven; existe un guiño al futuro, mientras que las de "i" se pudieron tomar hace cien años. Y en "End" se ofrece el cambio de la ciudad, los rasgos de la población nueva, las periferias, así como el pasado, el presente y el futuro. Pero quiero destacar que he llegado a estas conclusiones después de hacer las fotos. No trabajo con una concepción previa, planificada, de lo que voy a hacer.

-¿Sale al encuentro de las imágenes, un poco al azar y a dejarse sorprender por lo que ve?

-Así es, salgo a ver lo que ofrece la calle, lo que puede darme en cada momento.

-Pero tampoco es un fotógrafo documentalista, pese a que en las series sobre Dublín hilvana relatos urbanos.

-No tengo, es cierto, el más mínimo impulso documentalista. Ese tipo de fotografía jamás me ha interesado, y tampoco el foto-ensayo. Lo que ocurre es que esas imágenes acaban transformándose en documentos, pero en mi caso no son parte de un proyecto previo de intención documental. Con mis fotos se aprende más del propio fotógrafo que de lo que fotografío.

- Tenemos también una idea de Dublín muy imbuida por las lecturas de algunos grandes escritores irlandeses: Yeats, Joyce, Beckett... ¿Esas visiones se han filtrado en sus imágenes?

-La literatura no me ha influido más que otras artes, como la música o el cine, que tienen un peso importante en mi trabajo. Mis fotos reflejan estados de experiencia; por ejemplo, después de escuchar música electrónica o de leer a Beckett. Éste es un escritor al que leí mucho después de volver a la fotografía. Digamos que la literatura actúa como un sustrato. Se da el caso de que mi visión de una esquina puede cambiar por mis lecturas.

- En su serie "K", la última, se observa un cambio radical respecto de la "Trilogía de Dublín". Háblenos de esa ruptura y de lo que le lleva a relacionar Irlanda con Extremadura...

-Antes de "K" publiqué el fotolibro "End", que fue una especie de punto final. Quería salir de Dublín sin dejar de hacer fotos de Irlanda. Pensé en los territorios de Connemara, al oeste, uno de mis lugares preferidos. Y quería introducir una figura, aunque son paisajes vacíos. Confluyeron, además, varios sucesos que determinaron la estética de la serie: en 2017 falleció mi madre y encontré sus cartas a mi hermano muerto. Eran su duelo. Hice una imagen compuesta por esas cartas, que expongo ahora.

-Hay más cosas...

-Fui a una cantera a seleccionar la lápida para la tumba de mi madre y vi una escultura de la Virgen, azotada por la lluvia y el viento. Al volver de Connemara tuve la visión de una figura envuelta en un manto. Esa acumulación de cosas da la figura de "K".

-No me ha hablado de las fotos de Extremadura...

-Me han interesado algunas películas que establecen una conexión entre Irlanda y el Mediterráneo islámico, una relación que no está en la historia conocida de mi país. Mapfre me encargó algunas fotos hechas en España, así que pensé en continuar aquí el trabajo de "K". En Extremadura tengo un gran amigo que conoce muy bien la zona; vi una afinidad entre ese paisaje y el de Irlanda -los paisajes vacíos-, aunque ya sé que no son iguales. La figura es la misma, pero con ropaje español. Un guiño.

-¿Cómo sabe que tiene una buena foto?

-No es lo mismo con película que con sistema digital. Son experiencias distintas. En el primer caso, lo más importante es la anticipación, porque si ves la imagen ya has perdido la oportunidad de tomar la foto. Al tirar con digital hay más sorpresas y haces muchas más fotos. El proceso de las imágenes de "K" ha sido muy parecido al de pintar: preparas los elementos, pero hay que dejarse sorprender por elementos como el viento, las nubes, la luz. Con el sistema digital tienes más tiempo para reconocer la foto buena en la pantalla.

- ¿Con qué está ahora? Me dicen que estos días está tomando fotos de Gijón.

-Antes de la exposición con Mapfre terminé tres libros y un videomontaje. Las fotos españolas de "K" son del otoño de 2018. Ahora, al montar esta muestra de Gijón y cuando hago alguna pausa, voy tomando imágenes de esta ciudad. Es muy interesante interactuar con una ciudad distinta, en la que hay distintos colores y texturas, un diseño urbano distinto. Es todo muy refrescante, porque me he dado cuenta de que puedo volver a fotografiar las ciudades. Son imágenes con una resonancia especial por la reciente muerte de mi padre.

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