Un enfermo grave de riñón de edad avanzada y varias patologías de base llegará a un momento en su enfermedad en el que someterse a los largos procesos de diálisis no mejore ya ni un ápice su calidad de vida. El servicio de Nefrología del Hospital de Cabueñes llevaba meses estudiando cómo protocolizar sus servicios de cuidados menos invasivos y, ahora, se convertirá en el primer centro de Asturias en crear una consulta de paliativos específica para enfermos renales. Se pondrá en marcha "cuanto antes", aunque tendrá que esperar al menos varias semanas por el brote de coronavirus. "La idea es que empecemos oficialmente sí o sí este año, porque en realidad ya hemos comenzado a dar los primeros pasos y solo falta protocolizar la consulta", razonó la doctora Ana Laurés, una de las responsables de la iniciativa.

Los cuidados paliativos se han ido despojando en estos últimos años de su imagen peyorativa. "Muchos pacientes vienen con miedo. Piensan: si digo que no puedo con más diálisis, me van a dejar de cuidar y se acabará todo. Pero, claro, no es en absoluto así, y por suerte ya son los propios enfermos los que nos piden alternativas y los que reconocen que su cuerpo ya no soporta un tratamiento sustitutivo", explica Laurés. En el cuidado nefrológico, los denominados tratamientos sustitutivos son dos: trasplante y diálisis. Descartar el primero por el estado del paciente resulta más fácil, pero la diálisis, en todas sus versiones -hospitalaria, domiciliaria o peritoneal- es vista para muchos afectados como el último recurso que la red sanitaria le puede ofrecer. Los cuidados paliativos, ahora, se ofertarán a los pacientes que consideren no estar lo suficientemente fuertes como para soportar estas sesiones y se orientará, en medida de lo posible, al ámbito domiciliario.

En cuanto la consulta se haga oficial -aunque el hospital ya ha empezado a "acordar" con algunos pacientes este tipo de alternativas-, al enfermo se le informará de la existencia de estos tratamientos con naturalidad, explicando que no podrán curarle pero sí mejorar su calidad de vida, y la decisión se consensuará también con sus familiares. "Si todos llegamos a la conclusión de que el tratamiento sustitutivo le está causando más daño que beneficios, aplicaremos estos cuidados protocolarizados que hasta ahora veníamos haciendo de forma más individual y anecdótica", añade Laurés.

La idea de la iniciativa es ir aplacando los síntomas propios del fallo renal según vayan surgiendo. "Por ejemplo, un problema muy habitual en este tipo de enfermos es la anemia, y eso se puede corregir sin necesidad de diálisis, y lo mismo sucede con la alteración del metabolismo calcio-fósforo", ejemplifica Laurés, que señala, sin embargo, que los principales contratiempos a atajar son los dolores -que se pueden atajar simplemente con analgésicos- y los problemas de ansiedad y nerviosismo propios de una enfermedad crónica e irreversible.

La consulta se hará en colaboración con el citado servicio de Nefrología, el personal de atención primaria y los expertos en cuidados paliativos del área sanitaria V de Gijón. La previsión era que el proyecto se lanzase de forma inminente, pero el contratiempo de la epidemia del coronavirus ha hecho que las reuniones para dar luz verde a la puesta en marcha se hayan tenido que aplazar al menos unas semanas. La gerencia sanitaria, sin embargo, está informada y ya ha dado su autorización.