Fiebre, fatiga, dolor muscular, tos y pérdida o alteraciones bruscas del sentido del gusto y el olfato. Hasta ahora se había hablado poco de ello pero cada vez más sociedades científicas están replicando y haciéndose eco de una evidencia: que puede que un síntoma asociado y poco común del COVID-19 sea perder la capacidad de oler y saborear. Es más, podría ser el "único síntoma y aparecer antes que otros más típicos como la fiebre o la tos", sostienen algunos investigadores.

Y esa evidencia ha hecho que los especialistas asturianos reaccionen. Ayer mismo el jefe de servicio de Otorrinolaringología del Hospital Universitario San Agustín de Avilés, Celso Díaz, firmaba una petición para que desde su centro se promueva una difusión masiva entre todos los profesionales sanitarios y sociosanitarios de esa relación entre olfato, gusto y coronavirus. Sobre todo para que en los servicios de urgencias se incluya esa pregunta sobre la pérdida de olfato -denominada anosmia- y del gusto -disgueusia- a los pacientes con sospecha por coronavirus.

Díaz quisiera que todo paciente que dé una respuesta positiva "sea considerado COVID hasta que no se demuestre lo contrario", para reaccionar desde ese mismo instante y determinar "su aislamiento" sin más exploraciones. También pide que "en los pacientes ingresados por otras causas, se realice una búsqueda activa de aquellos que pueden presentar este síntoma y así romper la cadena de transmisión". Sostiene el doctor Celso Díaz que hay que "preguntar activamente por este síntoma que puede pasar desapercibido, para tener una idea más aproximada de su frecuencia y relación temporal con la enfermedad".

El interés del doctor Celso Díaz es compartido por otros compañeros asturianos, como la especialista Adela González, miembro de la Red Olfativa Española y responsable de la primera unidad que se puso en marcha en la sanidad pública asturiana, en el hosptial de Cabueñes, centrada en los déficits y pérdidas de estos dos sentidos. "Ya que está avalado", dicen los especialistas, "hay que actuar". "Podríamos estar ante los primeros síntomas de la enfermedad, lo que ayudaría en el aislamiento, desde el primer momento, de pacientes que de otra forma se convierten en transmisores de la enfermedad sin saberlo. Además de poder ser el primer síntoma, también parece que lo desarrollan algunos pacientes que por lo demás permanecen asintomáticos frente al COVID-19. O sea, que sería un sensor extraordinario, realmente importante" que premitiría el abordaje precoz y la adopción de medidas preventivas como el aislamiento de los infectados, añaden Díaz y Adela González.

La evidencia del día a día ya la tiene la médica asturiana Susana Menéndez, que trabaja en el centro de salud de Móstoles y lleva días afrontando en toda su tensión la situación en la que ha puesto el COVID a la sanidad madrileña.

Asegura Susana Menéndez que al principio, cuando la crisis no estaba en su apogeo, las posibilidades de discriminar pacientes afectados por COVID-19 de otros que tuvieran una gripe o un resfriado común eran difíciles. Porque "un catarro no se diferencia mucho de cómo puede cursar el coronavirus. A veces es complicado adelantarse. Puede aparecer como un cuadro catarral normal y a los tres días, sin que sepas muy bien por qué, ese paciente está muy malito", cuenta. Con el tiempo se han percatado de que "otros síntomas que acompañan en muchos pacientes son la diarrea y trastornos intestinales, y a otros lo que les ocurre es una pérdida brusca del olfato y del gusto. Ahora mismo, en cuanto alguien te llama a la consulta médica y te dice que le pasa algo de eso ya le dices claramente 'quédate en casa y aíslate'".

Los expertos en olfato y gusto siempre han hablado de la minusvaloración que tienen ambos sentidos en los ambientes más clásicos de la ciencia médica. "El olfato siempre fue el sentido olvidado de la medicina, decía en un congreso médico en Gijón uno de los expertos nacionales, el neurólogo José María Asensi. "Muchas veces los pacientes consultan por otras cosas, pero no te refieren esas pérdidas de estos sentidos porque no les dan mucha importancia; y a eso se suma que tampoco el médico está acostumbrado a preguntar por ello. Sin embargo, puede ser un sensor precoz de más de 300 enfermedades", contaba entonces en ese mismo foro la otrorrino gijonesa Adela González.

Y eso podría ser en el caso del coronavirus: el sensor más precoz, tan fiable como un test rápido.

De la ausencia de gusto y olfato saben por experiencia propia la gijonesa María Montilla, de 25 años, o Amelia Suárez. Montilla lleva ya más de una semana con los sentidos afectados después de dar positivo en coronavirus. "Empecé con vómitos y luego muchísimo dolor de cabeza, era indescriptible", explica. El pasado domingo comenzó a notar que no le sabía a nada la comida. "La lengua reaccionaba al amargo y al dulce, pero no me sabía a nada lo que comía", describe. A ese problema se sumó la falta de olfato, ya de lunes. "No olía nada, probé con mi colonia, con el champú? Probé a oler todo, pero nada? Era una sensación rarísima y muy agobiante; tenía el miedo de que fuese irreversible, pero he podido comprobar que, aunque va muy despacio, se va pasando", asegura.

Sin olfato ni gusto estuvo hasta el pasado viernes. "El sábado ya me percaté de que un mínimo olía, pero tenía que ser olores que yo reconociese, como mi colonia, porque con los productos de limpieza me costaba y todavía sigo en esa fase", describe María Montilla. De hecho, hay momentos en los que recae. "Noto que a determinadas horas del día se vuelve a ir, como por las noches, que me cuesta más", confiesa. "Los sabores van volviendo, pero ahora me saben distintos; por ejemplo, una aceituna no me sabe como me sabía antes", explica la joven gijonesa, que mantienen contacto periódico con su centro de salud. Sin diagnóstico aún, pero con todos los síntomas, está Amelia Suárez. Le hacen seguimiento desde su centro de salud y está recuperándose de lo que ha vivido como "un gripazo enorme". Y que incluyó esa pérdida de gusto y olfato. "Sólo me apetecía fruta y coca-cola, por eso de que las burgujas me parecían reconocibles".