Sábanas viejas y alfileres para parar al coronavirusUn grupo de aficionadas a la costura del barrio gijonés de Contrueces se han puesto manos a la obra para fabricar mascarillas caseras con sus máquinas de coser y donárselas a empleados de los hospitales de Cabueñes y Cruz Roja. Todas forman parte de un club de lectura de una librería de Montevil al que acuden dos sanitarias, una de cada centro citado, y que fueron las que les informaron de la escasez de material de protección. Su estrategia es simple pero efectiva: están reutilizando sábanas antiguas, de algodón puro, para poder lavarlas a altas temperaturas y desinfectarse. Una vez acabadas, las entregan en varios comercios colaboradores de la zona y un grupo de taxistas las trasladan a los hospitales. "Está funcionando muy bien, se hacen bastante rápido", se felicita Pilar Cuenca, una de las organizadoras.

El proyecto surgió de forma espontánea, por petición de dos integrantes del grupo que trabajan en Cruz Roja y Cabueñes, y empezó a fraguarse sobre la marcha ya el pasado jueves, cuando las primeras voluntarias comenzaron a cortar la tela que tenían por casa. "Estamos usando las sábanas típicas de antes, porque eran 100% algodón, y viendo que la tarea tampoco es muy complicada queremos animar a que más gente de la ciudad pueda coserlas también en sus casas", razona Cuenca. Ella ya ha elaborado más de una veintena de mascarillas, pero en el grupo hay alumnas aventajadas como Loli Burguillo, costurera jubilada, que ya ha cosido 92. "Yo tengo un pequeño taller en casa con una cortadora profesional; las hago como quien come pipas", bromea.

El grupo espera poder llevar hoy hasta Cabueñes unas 150 de estas mascarillas de tela, pero buscan a nuevos voluntarios que se animen a seguir cosiendo. Ya hay media docena de tiendas del barrio señalados extraoficialmente como puntos de recogida y un acuerdo con RadioTaxi para que sus conductores les ayuden a trasladar la mercancía según la necesidad. "Lo ideal sería que hubiesen más mascarillas homologadas, pero esto es mejor que nada. El problema es que no tenemos más tela, así que necesitamos que se anime gente nueva. Si sale bien, esto sería muy útil para empleados en geriátricos", razona Burguillo: "Solo hay que coser un rectángulo de 20 centímetros con tres pliegues; cualquier con máquina de coser puede". Los interesados pueden contactar con el grupo a través de las redes sociales de Pilar Cuenca Amado.