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Silencioso aniversario en la plaza del Carmen

La fuente cumple medio siglo con sus juegos de luz y agua apagados desde hace años y el compromiso de una rehabilitación

Una imagen de la fuente de la plaza del Carmen de hace años.

Eran las ocho y media de la tarde de un señalado 1 de abril y un buen número de gijoneses se había dado cita en la plaza de José Antonio (ahora del Carmen) para ver el espectáculo. El vicealcalde, Carlos Méndez Cuervo -al que miraba el regidor, Ignacio Bertrand, desde un balcón del edificio de la Caja de Ahorros donde había ido a dar una conferencia-, era el encargado de darle al botón que iba a llenar de juegos de agua y luz uno de los espacios más céntricos de la ciudad. La Banda de Música ponía sonidos a la inauguración de una de las grandes fuentes ornamentales de la ciudad. "En honor a la verdad, ha quedado muy bonita", decían las crónicas de la inauguración.

Medio siglo cumple la popular y querida fuente, entre el abandono de una larga década de inactividad, la reclamación vecinal de su recuperación y la promesa realizada hace meses por la actual alcaldesa, Ana González, de que volverá a la vida como seña de identidad de Gijón y los gijoneses. No es la primera vez que los munícipes plantean esa recuperación. A través de la Empresa Municipal de Aguas (EMA), Foro encargó un proyecto de rehabilitación en 2017. No pasó del papel.

La fuente del Carmen se hizo realidad tres años después del triunfo popular de la primera fuente luminosa de Gijón: la diseñada en la plaza del Seis de Agosto por el ingeniero Carlos Buigas, responsable de la fuente mágica de Montjuic, en Barcelona. Con ese antecedente de éxito, el Ayuntamiento se planteó repetir experiencia en aquella plaza de José Antonio cuya configuración se mantenía sin cambios y sin atractivos desde 1928. Esta vez, el encargo quedó en casa. En manos del ingeniero local Guillermo Cuesta hijo, que ideó una maquinaria que permitía hasta 30 juegos diferentes de agua y luz. Una fuente elíptica, como la plaza, de veinte metros de longitud y rodeada de una zona ajardinada que siempre estuvo especialmente cuidada. Al contrario que la fuente de la plaza del Seis de Agosto con luces de colores fuertes, la del Carmen era en blanco con ciclos de juegos de veinte minutos. El paso de los años trajo los colores.

El historiador local Luis Miguel Piñera echa mano de sus conocimientos, pero también de su memoria de niño para recordar "que la fuente era toda una atracción entonces en Gijón". "Un espectáculo que todos íbamos a ver", dice. Hasta entonces nada había en esa zona de la plaza, recuerda , "más que un guardia municipal que dirigía el tráfico". "Alguna foto hay de ese guardia rodeado de los regalos que le hacía la gente en Navidad", prosigue. El guardia dejó paso a la fuente, pero el tráfico siguió siendo uno de los protagonistas de la vida de la plaza.

Los juegos de agua tenían como gran enemigo, como le pasaba al resto de las fuentes gijonesas, el viento. Era levantarse el aire y descontrolarse los chorros que acaban salpicando a coches y viandantes del Carmen. El viento era además una de las razones de que se apagara la maquinaria de la fuente a veces. Otras eran la necesidad de mantenimiento, el ahorro y, con el paso de los años, los problemas de mantenimiento y conservación de la maquinaria.

La última gran rehabilitación de la fuente de la plaza del Carmen se remonta a mediados de la primera década de este siglo. Se hizo una importante reforma del sistema mecánico y de las canalizaciones, pero también, y eso generó quejas vecinales, se redujo la zona verde y se quitó la acera que rodeaba el conjunto para dar más espacio a los coches.

A lo largo de 2011, tras la llegada de Foro al gobierno y en plena crisis económica, se apagaron las fuentes ornamentales que lucían en Gijón alegando necesidades de ahorro para dedicar ese dinero a otras prioridades de una ciudad en crisis. El apagón afectó a todas. Pero mientras algunas volvieron a la vida, la del Carmen perpetuó el silencio. El que mantiene al cumplirse medio siglo de su inauguración.

"Esta fuente es un elemento a reivindica y recuperar, también como proyecto gijonés al cien por cien", explica el historiador Héctor Blanco, uno de los máximos conocedores de Gijón como "ciudad del agua". Blanco ve en la pieza del Carmen el ejemplo de la intensa relación de la ciudad y las fuentes ornamentales que arrancó hace ya 130 años con la instalación de Begoña. Su cumpleaños le llega entre el dolor de unas calles vacías por el coronavirus y la esperanza de recuperar su esplendor.

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