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Varados en el viaje nupcial

Una pareja canadiense, en ruta por la costa de Europa para su boda en Grecia, obligada a dejar su catamarán en Gijón l Varios británicos están confinados en sus barcos en el Puerto Deportivo

Antigua rula, junto a los pantalanes donde atracan los barcos en tránsito en el Puerto Deportivo. ÁNGEL GONZÁLEZ

El periplo que una pareja canadiense estaba haciendo en velero por las costas de Europa como viaje de novios acabó bruscamente en Gijón por el estado de alarma decretado por la crisis del coronavirus, que les obligó a dejar amarrado su catamarán en el Puerto Deportivo local y a buscar la fórmula para poder ser repatriados a su país.

La idea de la pareja canadiense era casarse en Grecia, pero el viaje de novios lo iniciaron por adelantado, con un recorrido por ciudades costeras del viejo continente antes de llegar a su destino. En Gijón recalaron el pasado 12 de marzo. Dos días después, el Gobierno decretaba el estado de alarma, obligando al confinamiento de la población, algo que afecta también a los navegantes que están de viaje y que, si no son repatriados, deben permanecer a bordo de sus barcos en los puertos deportivos españoles, con las mismas limitaciones que tienen los residentes que están en sus domicilios.

En el Puerto Deportivo de Gijón hay seis barcos en esa situación, dos con tripulantes británicos, uno del País Vasco y otros dos con base en Ribadesella, además del catamarán de los novios canadienses. A bordo siguen los tripulantes de los veleros británicos, unos jubilados que tenían pensado marcharse a mediados de marzo y a primeros de abril, respectivamente, y que han tenido que quedarse, con las mismas limitaciones para salir a la calle que los vecinos de Gijón.

En la misma situación permaneció la joven pareja canadiense hasta que logró un documento de su embajada en España con el que pudieron abandonar el Puerto Deportivo el pasado día 30, en dirección a Málaga, a donde se dirigieron en coche. Desde la ciudad andaluza embarcaron en un avión para retornar a su país con escala en Londres.

Mientras tanto, su velero ha quedado a buen recaudo en el puerto deportivo gijonés, con personal de marinería que sigue trabajando en las instalaciones, supervisando los barcos.

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