Es uno de los autores importantes de la nueva novela gráfica española. Hace ocho años logró con "Dublinés" el Premio Nacional de Cómic. El asturiano Alfonso Zapico (Blimea, 1981) protagonizó ayer por vía telemática la celebración gijonesa del Día Internacional del Libro. Lo hizo desde Angulema (Francia), en conversación con Diego González y desde el confinamiento decretado por las autoridades galas debido a la pandemia que también asuela el país vecino. Habló antes con LA NUEVA ESPAÑA, en cuyas páginas colabora. Dedica las largas horas de encierro a sus dos pasiones: dibujar y contar. Está con el cuarto tomo de "La balada del norte", empeño de aliento mayor donde cuenta la revolución asturiana de 1934: "El guion está terminado y me he puesto con el dibujo, la parte artesanal, que es con la que más disfruto: papel, plumilla...". Más de 300 páginas para completar una tetralogía aplaudida por lectores y crítica.

¿Qué ha supuesto "La balada del norte" en su trayectoria? "Creo que es la obra de mi vida porque es la más personal, en la que toco un tema propio al que me acerqué lejos de Asturias", respondió. "Con esta historia fue todo muy accidental; al principio quería hacer un solo tomo pero, finalmente, salieron dos; después, metí tantas cosas y me contaron otras tantas más que acabaron en otros dos tomos". En el primero, explica el contexto que propició el estallido del conflicto (la última revolución proletaria europea); en el segundo, narra los hechos; el tercero es el broche del luctuoso enfrentamiento, y en el cuarto relata la deriva de los distintos personajes. "Necesitaba este último libro", indicó.

Alfonso Zapico, que reside en Angulema desde 2011 (primero en la llamada Maison des Auteurs y ahora en casa propia) tenía previsto volver a Asturias este mismo mes. El cierre de fronteras lo ha hecho imposible: "La verdad es que vivimos una situación en la que todo resulta raro, desastroso". Es también funcionario del Estado francés: da clases cerca de Burdeos. Sigue vinculado a la Maison des Auteurs, una referencia para todos los historietistas. "Todos los años llegan nuevos dibujantes; estoy bastante integrado", señaló el novelista gráfico.

"La balada del norte" ha sido objeto de comentario de clubes de lectura gijoneses. El estrago de la pandemia ha sorprendido a Alfonso Zapico con una reedición sin distribuir de "La guerra del profesor Bertenev". "Ha quedado ahí, congelado, así que hablaremos hoy (por ayer) un poco de ese libro que fue el primero mío". Se publicó en 2005, hace quince años, antes de "Café Budapest", y Dolmen lo recuperó en 2009. Ahora ha hecho una edición especial, pendiente de los acontecimientos en los tiempos del coronavirus: "Como se suele decir, quedamos con las patas colgando".

En la conversación telefónica, Alfonso Zapico deja frases que traducen su asentada cosmovisión artística: literatura e historia. No quiere que el tiempo denso de la forzada clausura se deslice como si tal cosa. Por eso dibuja el cuarto tomo de "La balada del norte" y sigue pendiente de sus alumnos. Y empieza a trazar planes para cuando complete su exitosa tetralogía: "No sé muy bien aún que haré, pero quiere ir hacia algo que sea más ligero.