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Toli Morilla también cuenta

El cantautor asturiano acaba de publicar "La pasión según Mauro Aladro", su primer libro de relatos, que transcurre en "el territorio de Gijón"

Toli Morilla, en una foto de archivo. JUAN PLAZA

Hay quien le llama el "Bob Dylan asturiano" por las brillantes versiones que ha hecho, en la lengua autóctona del Principado, del genio de Minnesota. Su trabajo, recogido en disco, hasta tuvo los parabienes del mismo Robert Allen Zimmerman. Pero Toli Morilla (Oviedo, 1961) no se agota ahí. El puñado de canciones que ha ido grabando desde finales de los años noventa, en trabajos como "Nunca des la espalda" o, posteriormente, "Entre el barro y las preguntas", "Nueche d'insomniu" y "Entropía", dan testimonio de un creador feraz. También las columnas que publica en LA NUEVA ESPAÑA bajo el epígrafe "Solo de trompeta". Le gusta probar, experimentar. Y como resulta evidente en algunas de sus canciones, hay un narrador en su voz despierta. La prueba es "La pasión según Mauro Aladro" (KRK), donde reúne una docena de sus relatos. El libro está sin distribuir, a la espera de que aclare la tiniebla coronovírica. La presentación estaba prevista para el pasado día 4 en el gijonés Toma 3. No pudo ser por el decreto de alarma y el confinamiento. El artista no solo canta, sino que además cuenta.

¿Y quién es ese Mauro Aladro? "Pues un trasunto mío", responde Toli Morilla, a quien sorprendemos telefónicamente en la hodierna excursión heroica de la compra de comestibles, periódico y tabaco. Los combustibles para los nuevos eremitas en que nos hemos convertido. El nombre de su protagonista/narrador, como él explica, lo tomó de un tío aduanero y de un apellido de su madre, que es casina. "Estos relatos transcurren en el territorio de Gijón, en las calles de la zona de vinos y aledaños", añade. Se lo prologa el periodista Jaime Poncela , que tiene el don de la ironía.

Toli Morilla escribió su primer relato para "Nueche d'insomniu", allá por 2004. Le cogió gusto: "Lo de ahora es un compendio de historias que escribí en unos seis meses, después de una separación". El hilo conductor de esas narraciones es, por supuesto, Mauro Aladro. "Igual hablan de la derrota que de Stalingrado, de la sensualidad que de algún viaje a la memoria", explica. Y se explaya: "Detrás de un libro hay siempre más de lo que aparece en el propio libro". El cantautor se describe a sí mismo como un escritor "intuitivo" al que un relato lleva a otro. Igual ocurre con las cerezas que vamos sacando de una cesta. Frutos que se engarzan.

"Tengo ganas de tener el libro físicamente en las manos", confiesa. En la portada aparece el niño Toli Morilla con sus hermanos en una foto tomada en 1967. Están con sus armas y bagajes en una feliz mañana de Reyes. A esos doce relatos se suman igual número de canciones. Tres forman parte del nuevo disco del artista, ya en fábrica. Pero esa esa otra historia.

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