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La "Lloca" metáfora de El Rinconín

La asociación de salud mental Hierbabuena celebra sus asambleas en torno a la popular escultura: "Está aislada, como nosotros"

La asociación Hierbabuena, celebrando el Día Mundial de la Salud junto a "La madre del emigrante", en una imagen de archivo.

Por su rostro desencajado, por sus vestiduras raídas y porque su estilo artístico no casaba hace medio siglo con el resto de esculturas de la ciudad, la "gracia" popular rebautizó hace mucho a la "La madre del emigrante" como "La Lloca de El Rinconín". Por ese apodo, la escultura, que cumplirá cincuenta años el próximo 18 de septiembre, es todo un símbolo para la asociación de salud mental Hierbabuena. "Es una metáfora. A ella, como a nosotros, la marginaron", afirma Jesús Senén Ramírez, presidente del colectivo.

Para explicar la querencia de Hierbabuena por la estatua hay que bucear en su historia. "La madre del emigrante" fue concebida en 1958, pero no se inauguró hasta 1970. Su autor, Ramón Muriedas, que falleció en 2014, fue el responsable de erigir la primera escultura moderna de Gijón en contraposición con las que ya había, de formas clásicas. "La Lloca" generó inicialmente una ola de rechazo. Y hasta sufrió un acto vandálico en 1976 que obligó a retirarla de su pedestal, donde estaba siempre en estado de espera. Hoy, la efigie es querida por la inmensa mayoría de los gijoneses. "Es una alegoría. La estatua está en El Rinconín, apartada de Gijón como nosotros de la sociedad. Muchas veces no nos vamos. Nos echan", postula Senén.

Hierbabuena también la tiene como lugar de referencia. Bajo su brazo alzado, celebran sus asambleas y sus actos. "También, cuando podemos hacer actividades, la usamos para hacer quedadas más informales", asevera el presidente del colectivo, con 400 socios, la mayoría diagnosticados, y sedes en Gijón, Oviedo y Avilés. "Tenemos personas con esquizofrenia ansiedad, depresión, borderlines, de todo un poco", describe el portavoz.

Hierbabuena acostumbra a celebrar bajo la sombra de "La madre del emigrante" el Día del Orgullo Loco. La entidad le ha declarado la guerra al estigma. "Procuramos sentirnos orgullosos de nosotros. El sufrimiento psicosocial es muy grande. Tomamos muchos fármacos que nos dejan hechos polvo y aun así logramos salir adelante", añade el presidente del colectivo asturiano, de 45 años y que lleva diagnosticado desde los 17.

El colectivo también hace celebraciones paralelas. En 2015, realizó una performance llamada "El retorno de los idos". "En la Edad Moderna, a los que estaban locos los sacaban a alta mar y los tiraban al agua", explica Senén. "Tratamos de apropiarnos del término 'loco', y a pesar del estigma que padecemos, vivir nuestra vida. Somos ciudadanos, igual que el resto", reivindica el dirigente del colectivo. "Tratamos de apropiarnos del término y usarlo en nuestro favor", añade.

Con ese tipo de actividades, al amparo de "La Lloca", lo que Hierbabuena pretende es acabar con los estereotipos. "La mayoría de los que tenemos un padecimiento mental ni somos asesinos, ni estamos locos. Lo que pasa es que, cuando hay algún caso que se sale de madre, lo pagamos todos los demás", critica Senén. La asociación nació en 2002. Su pasado directo está en el centro San Lázaro de Oviedo. A ese lugar acudían un grupo de pacientes a aprender jardinería. Se llevaron bien y formaron el grupo. De ahí, el nombre. Ya en 2011, se constituyeron como asociación.

Tomás Corominas estuvo en ese proceso y fue presidente del colectivo. Como él dice, es "loco" desde los 18 años. "La Lloca es importante para nosotros por lo que significa. Está apartada, como nuestro colectivo", puntualiza.

Corominas analiza cómo afectará el confinamiento por la pandemia de coronavirus a las personas que padecen una enfermedad mental. "Se hace mucho hincapié en la salud mental, pero en la salud mental de los cuerdos", comenta. "El confinamiento para nosotros es doble o triple. Estamos como, 'La Lloca', al final del paseo", explica. "También hay personas que el no poder salir de casa les está viniendo relativamente bien, porque se les resta una presión", analiza. "Y otras, que, en teoría, están cuerdas, pero que al estar solas en casa tienen problemas de ansiedad y depresión. Al final, lo biológico no es más importante que lo social", reflexiona.

Hierbabuena está en contra del uso indiscriminado de fármacos para tratar la enfermedad mental. "Hay gente que está hecha polvo, que está muy cronificada. Hay un poco de negocio ahí", indica Senén. "Yo, por ejemplo, llevo tomando medicación desde los 17 años. Lo que procuramos hacer es que la gente que está en nuestra asociación tenga su autonomía, que haga deporte y otras actividades", puntualiza.

Mientras dure el confinamiento, los miembros del colectivo estarán en contacto permanente por videollamada para mantener la actividad de su organización, que es fundamental para 400 personas a lo largo y ancho de toda la geografía asturiana. Y esperando el día en que salir a la calle vuelva a ser seguro. Entonces, según dicen, tardarán poco en volver a los brazos de "La Madre del Emigrante", su "Lloca", su metáfora, que cumple cincuenta años.

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