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La Figura De La Semana | VALENTÍN CUESTA TUERO | JEFE DE PROTECCIÓN CIVIL EN GIJÓN

El coleccionista de voluntarios

El exbombero, aficionado a las compilaciones de etiquetas y coches en miniatura, es concienzudo y le gusta el orden cuando trabaja

El coleccionista de voluntarios

La idea de crear un grupo de voluntarios para colaborar en las labores de seguridad con motivo del Mundial de fútbol de España de 1982, durante el que el estadio de El Molinón acogió la celebración de tres partidos, ha llegado a la actualidad con la misma vocación de servicio. Alrededor de ochenta personas despliegan ese espíritu por el concejo en multitud de eventos deportivos, culturales y festivos. Ahora, bajo la dirección del bombero jubilado Valentín Cuesta Tuero (Gijón, 1952), han reorientado sus funciones para ayudar en el reparto de mascarillas para protegerse del coronavirus y también para labores relacionadas con las personas sin hogar que habitan desde que se decretó el estado de alarma en el pabellón de La Tejerona, en Ceares.

La actividad ininterrumpida, tras la cita futbolística, arrancó en 1985, según los voluntarios que ya estaban entonces al lado de Valentín Cuesta, que el próximo jueves, 30 de abril, cumplirá 68 años. Quienes colaboran con él en Protección Civil aseguran que se trata de una persona con buena capacidad de organización y al que le gusta consensuar sus decisiones con su círculo más próximo -los distintos jefes de grupo en los que se divide el servicio- para tomar la mejor opción cuando les requieren para colaborar en cualquier evento. "Le gusta mucho el orden, organiza bien y le gusta que todo salga a derechas; le da muchas vueltas a las cosas hasta tenerlo todo claro, hasta que no lo tiene claro no lo pone en marcha", describe la voluntaria Cristina Rodríguez, su mano derecha. "Somos como una gran familia donde se consensúan las cosas para hacerlas lo mejor posible", añade.

Las funciones en las que se implican son sencillas y bajo el control del Ayuntamiento y fuerzas del orden público. Es habitual verlos en las distintas actividades que se celebran en Gijón, desde la cabalgata de Reyes hasta los conciertos del verano, pasando por carreras de todo tipo. También acuden a pruebas deportivas, partidos de fútbol y hasta colaboran en actividades relacionadas con el medio ambiente. En ocasiones también se les requiere de apoyo, por parte de la Policía, en la búsqueda de personas desaparecidas en el municipio. Siempre están, aseguran, a disposición de quien les necesite para "echar una mano" con su mejor voluntad.

La vocación de servicio de Valentín Cuesta viene de lejos. Durante casi cuatro décadas prestó servicio como bombero de Gijón, hasta su jubilación en 2014. Sus labores al frente de Protección Civil se vieron interrumpidas en 1994, cuando el Ayuntamiento apostó por la asociación de Voluntarios Auxiliares de Emergencias y Medio Ambiente (Vaema) para hacerse cargo de esas labores. El regreso de Cuesta como cabeza visible de Protección Civil llegó en 2017 de la mano de la forista Carmen Moriyón y en medio de una tormenta de acusaciones entre el entonces gobierno local de Foro Asturias y los responsables de Vaema, un asunto que todavía continúa en los Juzgados. En medio de ese escenario llegó Valentín Cuesta para poner en marcha de nuevo el servicio de voluntarios, casi desde cero, según valoran los allegados del exbombero gijonés.

El trabajo desde su regreso -junto a él volvieron varios voluntarios de la primera etapa- estuvo enfocado a preparar al personal para pasar a la acción, con cursos y talleres. Recientemente, Valentín Cuesta lamentó que se les excluyese de las labores en esta crisis al tiempo que aseguraba que carecían de medios suficientes desde hacía tiempo, como dos vehículos para los 80 voluntarios. Esa advertencia de que estaban preparados para lo que hiciese falta, la tomó en cuenta el Ayuntamiento de Gijón, que buscó una labor a su medida como fue el reparto de mascarillas en estaciones de tren y autobús de la ciudad. Ellos siempre están "para lo que se necesite".

Cuando Valentín Cuesta no se encuentra pensando en la organización del servicio, ocupa su tiempo en las manualidades. Cuentan quienes le conocen que tiene todo tipo de herramientas y es, ante todo, "un manitas" al que le encanta montar y desmontar cachivaches. También, afirman desde su entorno, es un apasionado de las colecciones, desde etiquetas de sidra hasta coches de bomberos en miniatura. Todo eso, igual que en Protección Civil, con mucho orden y bien organizado.

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