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Crisis del coronavirus

Los pequeños nostálgicos vuelven al mar

Las familias gijonesas invaden, aunque manteniendo las distancias, el entorno de San Lorenzo: "Ya se echaba de menos la calle; ya era hora"

Los pequeños nostálgicos vuelven al mar

Hacía semanas que Marco y Lea Monterrubio, de 8 y 11 años, no veían a sus ponis. Y ayer, aunque el día empezó nublado, "Coquette" salió a saludarles al otro lado de la verja, en mitad de la instalación del Club Hípico Astur (Chas). "Se quedaron sin ver los que montan ellos, 'Furia' y 'Mortadelo', pero les hizo ilusión", explicó ayer David, su padre, que, aunque reconoce que él los caballos prefiere verlos de lejos, fue de los primeros en disfrutar por fin de su paseo al aire libre con los críos. "Por justicia, me voy a turnar con mi mujer, pero en general ya había ganas de salir; vivimos en un piso normal con una terraza minúscula", prometió.

En realidad, buena parte de los pequeños que salieron ayer a la calle pasaron antes o después por la playa de San Lorenzo, que en las tardes de bajamar parece que será uno de los destinos favoritos de la recuperada libertad. Al mediodía charlaban allí Gaspar Cayorga y Noelia Pérez con sus respectivas parejas de pequeñas, María y Carmen Cayorga e Isla y Duna Pérez, respetando sobradamente el metro y medio de seguridad recomendado en mitad del arenal. "Somos formales", bromeó el varón. Ambos se conocen por la amistad entre María e Isla, de 9 años, que van juntas a clase. Según ellas, los más de 40 días de encierro no fueron "tan malos" porque aprendieron a cocinar, hicieron deporte en casa y pudieron hacer varias videollamadas con sus compañeros de colegio. Ayer esperaban quietas y formales a que sus respectivos progenitores terminasen de ponerse al día. También Inge Echeveste, madre de Daniela y Borja Illán, de 7 y 9 años, reconoció tener en casa a "dos niños muy buenos": "Son activos pero no son de liarla ni mucho menos. Se pasaron estos días muy entretenidos con los deberes, bailando y jugando algo con la consola". Ayer salieron a pasear pese a que la pequeña Daniela se ha tomado muy a pecho las indicaciones sanitarias. "Lo de la distancia entre desconocidos lo lleva a rajatabla y al principio nos dijo que ella no saldría de casa hasta que no hubiese vacuna", aseguró Echeveste.

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En un futurístico patinete rosa con altavoces y un tubo de escape falso, Gabriela Esquina, de 5 años, recorrió a toda velocidad el paseo de San Lorenzo. Su madre, Eline Martins, ya había cosido para ambas unas glamurosas mascarillas con mariposas bordadas. A dos ruedas se movía también Daniela González, de casi 12 años, bajo la mirada cercana de su padre, Bruno. Ambos tuvieron que abrir pronto el paraguas, y antes del mediodía todo el entorno de San Lorenzo estaba lleno de capuchas y chubasqueros, aunque a los más pequeños, ayer, lo que es mojarse no parecía importarles lo más mínimo.

David Fombona y Vanesa de los Bueis salieron de casa separados -solo se juntaron para sacarse la foto-, para poder "repartirse" el cuidado de sus dos hijos, Guillermo y Gonzalo. Ya saben que "técnicamente no se puede", pero la corta edad de los pequeños, cinco meses y dos años y medio, hace que un paseo vigilado se vuelva inviable para uno solo. Sí reconocen haber pasado el confinamiento "mejor de lo esperado". "Pero sí, ya se echaba de menos la calle. Ya era hora".

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