El coronavirus, que ha tumbado la celebración este año de emblemas de ciudades como la Semana Santa de Sevilla, las Fallas en Valencia y que hará lo propio con el San Fermín de Pamplona en julio y hasta el Oktober Fest de Munich en septiembre, es posible que no se lleve por delante uno de las más longevas tradiciones del verano gijonés, como es la celebración en agosto de la Feria Internacional de Muestras de Asturias (FIDMA). Al menos eso es por lo que apuestan en la Cámara de Comercio de Gijón, que está preparando una batería de medidas para que sea factible la celebración del evento, la más relevante, limitar su aforo.

La cifra de asistencia a la FIDMA en los últimos lustros ha rondado siempre las 700.000 visitas. Y no solo de gijoneses. Familias procedentes de las cuatro esquinas de Asturias, de provincias cercanas que venían en viajes organizados o turistas nacionales y extranjeros engrosaban la marea humana que año tras año llenaba la feria.

De poder llevarse a cabo, este año no sería igual. Además de las medidas de desinfección que se adoptarán en el recinto ferial para intentar evitar contagios, otra de las claves en la lucha contra la pandemia es guardar las distancias con el prójimo y para que eso pueda ser posible, la Feria tendría que limitar a unos aforos determinados el acceso tanto al recinto ferial como a cada pabellón o galería concretos.

La Cámara sigue trabajando con la idea de celebrar el certamen, pero amoldándose a las circunstancias. Entre ellas, tampoco se descarta un cambio de fechas, dentro del propio mes de agosto, retrasando su celebración alguna semana. En circunstancias normales la FIDMA abriría sus puertas el 1 de agosto, ya que la tradición es que arranque el primer sábado de ese mes, inaugurándose oficialmente el día anterior con un acto con una nutrida asistencia en el Palacio de Congresos. Este año podrían variar las fechas, pero todo está por ver, pendiente de las medidas que fije para cada periodo el Gobierno central ante la crisis sanitaria y el ritmo para recuperar la normalidad que marque posteriormente, esto es, de cómo sea la desescalada.

A eso se añade la incógnita sobre el hospital que se ha montado en el pabellón central ante la crisis del coronavirus, pandemia de la que se espera una segunda oleada para el otoño. De mantenerse el hospital, ¿podría celebrarse la Feria? Cabría esa posibilidad siempre que estuviera cerrado porque en agosto no hubiera necesidad del mismo.

Otra de las incógnitas a fecha de hoy es si podría haber locales hosteleros en esta edición y en qué condiciones, según explican las fuentes consultadas.

La Feria de Muestras cuenta con un índice muy elevado de expositores que repiten año tras año. Algunos de ellos están especialmente interesados en acudir a esta cita anual, no solo por las ventas que hacen directamente en la misma, sino también por las que gestionan para el resto del año, algo que en esta ocasión podría cobrar mayor importancia dada la inactividad a la que están obligados durante la alerta sanitaria.

De celebrarse finalmente la FIDMA este año, probablemente se tengan que rebajar los precios que se cobra a los expositores, ante las restricciones que pudieran tener, algo relevante para la Cámara de Comercio de Gijón, cuya principal fuente de ingresos es la Feria. Su 64.ª edición se celebrará sin duda. Si es posible que eso sea este año, no será un certamen como al que están acostumbrados todos los asturianos.