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El culto a Santa Catalina

Gijón, como Avilés, tiene estrechos vínculos con la figura religiosa que da nombre al cerro donde se asienta el "Elogio"

Elogio del Horizonte Ángel González

La parroquia es una comunidad de fieles, con una delimitación territorial concreta, bajo la dirección de un presbítero o párroco. Su centro es la iglesia parroquial, consagrada y bajo la protección de un santo patrono. La red parroquial se consolida en la península Ibérica, con la reforma gregoriana del siglo XI. La elección de los patronos por parte de las comunidades parroquiales no es casual; tiene mucho que ver, en la mayoría de los casos, con las características del lugar o las actividades de los vecinos.

Los gremios medievales eran corporaciones de personas que tenían un mismo oficio o profesión. Estaban regidos por unos estatutos u ordenanzas especiales y propias. También desarrollaban actividades de culto o religiosos y, al igual que las parroquias, se encomendaban a un patrono protector. Su desarrollo en Europa tiene lugar fundamentalmente a partir de la Baja Edad Media.

San Pedro era uno de los discípulos más importantes de Jesucristo, pescador en el mar de Galilea. Será el primer Obispo de Roma y considerado, por tanto, el primer Papa de la Iglesia. Los Papas llevan un anillo en el que se representa a Pedro echando las redes, y que se denomina "Anillo del Pescador". No es extraño por tanto que, con la extensión y consolidación de organizaciones religiosas o de base religiosa, como las parroquias y los gremios o cofradías, algunas de ellas, asentadas en zonas costeras y cuyos miembros realizaban actividades relacionadas con la pesca, eligiesen como patrono protector a San Pedro.

De Santa Catalina tenemos dos fuentes históricas que nos ilustran, dos santas famosas con ese nombre. La primera es Santa Catalina de Alejandría, que vivió en el siglo IV, aunque la difusión de su culto en Europa tuvo lugar a partir del siglo VI y, especialmente, durante los siglos XI y XII. Forma parte de los llamados "santos auxiliadores" y algunos historiadores dudan de su existencia, llegando a considerarla como una cristianización de la figura de la pagana Hipatia. La segunda es Santa Catalina de Siena, doctora de la Iglesia y copatrona de Europa junto con San Benito de Nursia, San Cirilo, San Metodio, Santa Brígida de Suecia y Santa Teresa de la Cruz. Vivió en el siglo XIV y es considerada una de las grandes místicas de la Iglesia. Su culto se extendió por el continente a raíz de ser declarada santa por Pío II, en 1461.

San Pedro es el patrón de Gijón, el santo bajo cuya protección se situó la primitiva parroquia de la ciudad. Tiene sentido que San Pedro fuese elegido patrono por los gijoneses. Un pueblo compuesto por pescadores, designa al pescador por excelencia como su protector. La iglesia de San Pedro está situada en el Campo Valdés, y fue el único templo parroquial de Gijón hasta 1893. El actual templo fue reconstruido después de la Guerra Civil, por iniciativa de el presbítero don Marino Soria, perteneciente a una ilustre familia de artistas avilesinos. El templo anterior había sido construido en XV, sobre otro anterior románico situado en la zona de las termas de la antigua Gigia romana.

Además, Gijón, su parroquia, estaba a los pies del cerro de Santa Catalina (presidido desde hace tres décadas por el "Elogio del Horizonte" de Eduardo Chillida). Veamos qué significado tiene que aparezca esta santa en Gijón. Los "Gremios de Mareantes" empezaron a florecer en el siglo XIII, y se extendieron por todas las poblaciones costeras del Cantábrico, con unas normas y reglamentos, similares. Uno de los más antiguos, es el Gremio de Mareantes de Santa Catalina, en San Sebastián. Hay un diploma imperial en el Archivo General de Simancas, fechado en 1539, cuyo contenido es la regulación de las actividades de la Cofradía de Mareantes de Santa Catalina, en San Sebastián, de origen muy anterior.

Santa Catalina, era también el nombre del puerto de la localidad, en la desembocadura del río Urumea. En la ciudad había otra Cofradía de Pescadores de la misma época que la de Santa Catalina, cuyo patrón era San Pedro, santo al que está dedicada la iglesia más antigua de San Sebastián, que es la parroquial de San Pedro Apóstol de Igueldo, datada en el siglo XII.

Gijón es un caso similar a San Sebastián, con un Gremio o Cofradía de Mareantes también llamado de Santa Catalina, que surge en el mismo momento que el de la capital donostiarra y en honor a cuya patrona se erigió una capilla, en lo alto del cerro costero que conforma la península que protege a la ciudad. Capilla, cerro y península comparten el nombre de Santa Catalina, patrona del Gremio de Mareantes de Gijón.

Avilés y Gijón son ciudades que han tenido contenciosos a lo largo de su historia, cosas normales de rivalidad localista entre poblaciones vecinas. Pero han sido mucho más fuertes y abundantes los lazos y las relaciones fraternales entre ellas. Hasta tal punto es así que existen ejemplos de dirigentes políticos que nacidos en una, han desarrollaron su actividad en la otra.

Dos ejemplos hay para ilustrar lo anterior. En primer lugar el avilesino Eladio Carreño Valdés, bautizado en la parroquia de la villa, San Nicolás de Bari. Fue alcalde de Gijón durante la Primera República y uno de los promotores fundamentales de la creación del gran puerto de El Musel, así como fundador del periódico "El porvenir de Gijón". Una persona muy querida y cuyo entierro, según las crónicas de la época, supuso una de las más impresionantes manifestaciones de duelo de las que se tiene recuerdo en la villa de Jovellanos. El Ayuntamiento le dedicó una calle en 1902, que todavía conserva su nombre. El segundo ejemplo es a la inversa, el del gijonés Manuel Ponga Santamarta, primer alcalde de la democracia en Avilés y Presidente de la Autoridad Portuaria de la Villa del Adelantado. Una persona muy querida en la ciudad, motivo por el cual el Ayuntamiento declaró luto oficial con motivo de su fallecimiento, y al que la Autoridad Portuaria le dedicó el paseo del muelle que, desde 2018, lleva su nombre.

En Avilés, como en Gijón, y también en San Sebastián, está presente el culto a San Pedro y a Santa Catalina. Dedicada a San Pedro está la capilla de Rivero. Un humilladero situado en el Camino Real, que salía de la ciudad hacia Oviedo y Gijón, sobre una colina cuya ladera descendía suavemente hacia la ría. También existe una antigua parroquia, cuyos orígenes son tan antiguos como las dos existentes a ambos lados del Tuluergo, Santo Tomás y San Nicolás. Me estoy refiriendo a la de San Pedro Navarro en el territorio de Valliniello, en la margen derecha de la ría. El "Navarro" de este San Pedro, no es como puede suponerse un "apellido" que pueda indicar un origen vascón de la parroquia, sino que deriva de "Neva", el nombre que tenía la ría avilesina en los orígenes del Medievo. De origen prerromano, significa "corriente de agua" y da nombre también al río de San Petersburgo. Así mismo, está relacionado con las denominaciones de numerosas corrientes de agua como pueden ser "Deva" o "Devon", cuyo significado es el mismo. Pues bien, nuestro San Pedro Navarro, aparece en los documentos medievales como "San Pedro Nevarno", es decir, San Pedro de Nieva; y la actual iglesia, reconstruida después de la guerra civil, integra en su interior tres arcadas románicas de origen medieval, que certifican la antigüedad de una comunidad parroquial que dataría de finales del XII o principios del XIII.

Respecto a Santa Catalina, en las memorias asturianas de Protasio González Solís y Cabal, publicadas en 1890, hay un artículo, titulado "Sabugo", fechado el 10 de septiembre de 1864, y firmado por Juan de Ovies, que en esas fechas ejercía como cura párroco en la iglesia del arrabal avilesino. En su disertación nos indica que un sacerdote, llamado Ildefonso (o Alfonso) Rodríguez León y nacido en Trasona, había sido párroco en Sabugo a finales del siglo XVI y, posteriormente, llegó a ser Cardenal de Santiago de Compostela, lugar en donde murió y en el que está enterrado. Pues bien, Ildefonso Rodríguez León, que es recordado en Avilés por ser el promotor de la reconstrucción de la capilla de San Pedro de Rivero, regaló en el año 1636 un cáliz de plata a la iglesia de Santo Tomás de Sabugo. En el pie la copa referida hay una inscripción a la que Ovies se remite:

"D. O. M. ET BB. HOM. CANTUA. ET CATERIN. DE SABUGO. ILDEF. REZ. LEON. CARDIN. CONP. RECTOR. QVOND. HVI. ECCLE. OBT."

Y que transcribe Ovies de la siguiente manera:

"Ildefonso Rodríguez León, Cardenal de Santiago, cura que fue de esta iglesia, dedicó este cáliz, a Dios Grande y Omnipotente, y a los bienaventurados Santo Tomas Canturiense y a Santa Catarina de Sabugo"

Es decir, el cáliz regalado por Ildefonso Rodríguez León, está dedicado a los dos patronos de la parroquia marinera, Santo Tomás Canturiense y Santa Catarina (Catalina) de Sabugo, esta última relacionada también con el antiguo Gremio de Mareantes del barrio avilesino. Por tanto, tenemos en Avilés dos templos dedicados a San Pedro, ambos de origen medieval y situados uno en cada orilla o margen de la ría (Neva). También a Santa Catalina, ligada a la comunidad de pescadores por excelencia de la villa de Menéndez.

Avilés y Gijón, al igual que San Sebastián, tenemos unos orígenes marineros compartidos, que están ratificados por esa pareja de santos, San Pedro y Santa Catalina, que permanecen en nuestra memoria y en nuestra historia común.

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