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La Figura De La Semana | JOSÉ MANUEL LÓPEZ GONZÁLEZ | DIRECTOR DE LA RESIDENCIA DE MAYORES CLARA FERRER

El ángel protector de los "güelitos"

Dirige el centro de El Polígono de manera "amable, cercana y accesible", apuesta por el trabajo en equipo y se define como "asturianu y de Xixón"

El ángel protector de los "güelitos"

Aunque defiende firmemente que la clave del éxito es el trabajo en equipo, gran parte de la culpa de los buenos resultados cosechados en la residencia de ancianos Clara Ferrer de Gijón es suya. José Manuel López González (Gijón, 20-2-1959) lleva una vida entera dedicada al cuidado de los mayores. Comenzó a mitad de la década de los ochenta, como cuidador en la Residencia Mixta de Gijón y, desde hace un lustro es director del centro Clara Ferrer, en el barrio de El Polígono. Por el medio, multitud de destinos y, en todos, la misma impronta: la de una persona "afable, cercana y accesible", como le definen quienes más horas al día comparten con él.

López es diplomado en Magisterio por la Universidad de Oviedo, técnico Auxiliar de Enfermería y experto universitario en Gerontología. Una formación y sobre todo una amplísima trayectoria laboral que le llevó, a finales de 2014, a ser nombrado gerente del organismo autónomo Establecimientos Residenciales para Ancianos de Asturias (ERA), sustituyendo a Jesús Suárez Pérez. Hasta la fecha de su nombramiento, López se hacía cargo de la dirección del Centro Polivalente de Recursos (CPR) de Laviana. Anteriormente, había dirigido la residencia de Tineo o el centro residencial de Arriondas. También había inaugurado como director el Aurora Álvarez de Gijón. "El hecho de haber empezado desde abajo le hace tener una visión diferente a la que pueden tener otros directores", aseguran desde su entorno laboral, "es un gran compañero y siempre veló por los derechos de los trabajadores".

Quienes más le conocen resaltan de él que es "una muy buena persona". Así lo ratifica también el personal con el que trabajó y los usuarios de los centros que dirigió, que resaltan, como muestra de su esmerada atención, que "nos conoce a todos y nos trata por el nombre". A nadie se le escapa que López heredó la bonhomía de sus padres. Como ejemplo está su madre Lorenza, que cocinaba a escondidas para dárselo a los vecinos que más lo necesitaban. Un interés por los más vulnerables que a López le viene en la sangre.

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Centro de mayores Clara Ferrer de Gijón

En el desempeño de su trabajo, López tiene una máxima a la hora de tomar la decisión última sobre algún aspecto, la frase que mejor le define: "lo que beneficie a los güelos", en referencia a los usuarios de los geriátricos. No obstante, antes de llegar a ese punto, siempre "escucha a todos y sabe discutir" la mejor opción posible. "No es nada autoritario", remarcan.

Tanto en la toma de decisiones, como en el día a día en el centro, López gusta de delegar en sus trabajadores, a los que da un voto de confianza. Ese clima positivo hace que ellos también den lo mejor de sí mismos, logrando casos de éxito como el actual en Clara Ferrer, donde no cuentan con ningún infectado por covid-19.

En su forma de ser, si hay algo que le defina, más allá de su bonhomía es, sin duda, su positividad, que además consigue contagiar a todos los que están a su alrededor. "Él siempre tira para adelante con todo", explican quienes más le conocen. Como muestra de ello, tras el fallecimiento de su madre a los 87 años, infectada por coronavirus en la residencia que él dirige, no se derrumbó, sino que supo seguir trabajando en beneficio de todos. También de su padre, que vive en La Camocha.

Sidra y cachopo

Sidra y cachopo Ese carácter abierto se deja ver en sus aficiones. López no duda en buscar siempre cualquier excusa para quedar con su gente. Y, mejor aún, si es alrededor de una buena mesa de cachopos y sidra, dos manjares asturianos que le pierden. Eso sí, aunque la fartura sea grande, siempre consigue dejar hueco para el postre porque "es muy llambión".

En esta época de confinamiento, lo que más echa de menos son "los lunes de sidra", en los que se juntaba con sus amigos para beber el caldo patrio del Principado. También hay quien asegura que está cruzando los dedos para que se pueda celebrar la edición anual del descenso del Sella, del que es muy aficionado y que nunca se pierde. No en vano, López se define como "asturianu y de Xixón".

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