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Diversión a paladas en San Lorenzo

Los niños ocupan con sus padres a diario la playa como un gigantesco parque de juego pese a las denuncias iniciales: "Se respeta la distancia"

El arenal de San Lorenzo, válvula de escape para los más pequeños

El arenal de San Lorenzo, válvula de escape para los más pequeños

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El arenal de San Lorenzo, válvula de escape para los más pequeños Pablo Palomo

Con sumo cuidado, la pequeña de cuatro años Mara Morán metía ayer a puñados en un cubo arena húmeda de la playa de San Lorenzo para hacer un castillo. A su lado, su madre, Aurora Fernández, que ha llevado a su pequeña todos los días desde el pasado sábado al arenal, se cercioraba de que a su alrededor no hubiera nadie cerca y contemplaba cómo su pequeña jugaba con libertad. Como ellas, decenas de padres y niños encuentran en la gran playa gijonesa su válvula de escape en el confinamiento. Un hábito que acarreó polémica e incluso denuncias vecinales al inicio de la desescalada, hasta que la alcaldesa, Ana González, despejó las dudas y confirmó que los pequeños pueden jugar sin problemas este gran espacio. "Ver a los niños disfrutar es un lujo. En la playa se cumple la distancia de seguridad", afirman los habituales en la zona de La Escalerona.

Muy cerca de Mara y Aurora, Borja García regañaba a su hijo, Rusell, porque le acababa de salpicar en uno de los pequeños charcos que se formaron ayer en San Lorenzo, tras la tormenta nocturna. A juzgar por la sonrisa de ambos, ni el padre ni hijo se tomaban muy en serio la reprimenda. García no comprende que hubiera vecinos a los que les molestara que los niños jugaran en la arena. "Volver a la playa es recuperar la normalidad para ellos", apuntaba. "En la franja de las familias es cuando más se respeta la distancia de seguridad", añadía.

Los juegos en el San Lorenzo de la desescalada son variados. Manuel Matilla daba ayer buenos reveses con su pala a la pelota de goma, pero su hija, Ainara, que tiene ocho años, es ágil y era capaz de devolvérselos sin despeinarse. Ayer, optaron por un sucedáneo del tenis, pero otros días simplemente se han dedicado a correr o refrescarse los pies en las aguas cantábricas. "El otro día me llamaron la atención los agentes porque la niña estaba con el agua por los tobillos", decía.

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Diversión a paladas en la playa de San Lorenzo (Gijón)

La confusión sobre lo que se permite hacer y lo que no nació en los primeros días de la desescalada, cuando se produjo un tira y afloja entre el Ayuntamiento y la Delegación del Gobierno respecto a varias actividades. Acciones que se permitían el viernes por la mañana se vetaron horas después, como coger el coche para ir a hacer deporte, o volvían a permitirse al día siguiente, como hacer deporte con la mascota. "En la playa hay suficiente separación como para que el niño pueda jugar sin riesgos. Es más seguro", agregaba ayer Matilla.

El fútbol también tiene su cupo en San Lorenzo. Ayer, incluso con un futbolista profesional como Natalio Lorenzo, que llegó a jugar en Primera División con el Almería. Ahora en las filas del Avilés, el veterano delantero tocaba balón con su hijo, Bruno, que no lo hacía nada mal. "Si se quiere mirar por los niños, venir a la playa es algo lógico", zanjaba el deportista en el gran cajón de arena que es San Lorenzo.

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