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Una musa para corredores y surfistas

Los runners tienen a "La madre del emigrante" como referencia para sus rutinas y los amantes de la tabla cazan la "ola de la 21" frente a ella

Por la izquierda, en la fila de atrás, Diego Espina, Carmen Mier, Gabriela Bañuls, Alicia Takahasi, Daniel Aznar, Fernando Pérez y Marcos Péon; delante, Lucía Oruve, Lara Franco, Javier Díaz, Raúl Mateos y Rocío Ríos, ayer, junto a "La madre del emigrante". ÁNGEL GONZÁLEZ

Desde la iglesia de San Pedro a la "La madre del emigrante" Por eso, la escultura se convirtió hace mucho tiempo en un referente para los centenares de corredores que entrenan a diario por la fachada marítima de Gijón. "Ir hasta ella y volver es un clásico", cuentan los runners. Algo parecido les pasa con la enigmática escultura diseñada por Ramón Muriedas a los surfistas, ya que justo en frente de ella está "la ola de la escalera 21", una de las mejores olas de derecha de toda Asturias. Tanto los que trotan por el asfalto como los que cabalgan sobre el mar consideran que "La Lloca", que cumple 50 años el próximo 18 de septiembre, es un lugar icónico para Gijón. "Tiene un simbolismo muy especial para nosotros", afirman.

Rocío Ríos es una de las mejores atletas asturianas en pruebas de fondo de todos los tiempos. La contemplan cinco Mundiales, dos campeonatos del mundo, varios de Europa y un quinto puesto en la maratón de los Juegos Olímpicos de Atlanta de 1996. Mantiene con la estatua un idilio, una relación especial. De hecho, durante algún tiempo, vivió a sus pies. "Cuando empecé a correr, no había día que no pasara por ahí. Preparé los primeros Mundiales y los Juegos Olímpicos haciendo series corriendo justo hasta la estatua", explica. "Para mí, 'La madre del emigrante' es un símbolo de mi Gijón del alma, sin ella, Gijón no sería lo mismo", dice la deportista, que, ahora entrena en el Grupo Covadonga y suele acudir con regularidad por las mañanas a correr por el Rinconín, en el entorno de la escultura, junto con su hijo mayor, también atleta.

Para los surfistas, la escultura, poco apreciada por los gijoneses cuando fue inaugurada hace medio siglo por su estilo rompedor para la época, también es un lugar de culto. Bajo su brazo siempre alzado hacia el Cantábrico se forma lo que se conoce en su jerga como "la ola de la escalera 21". Jesús Espina es el presidente de la Federación Asturiana de Surf. "La ola puede alcanzar hasta cuatro metros y tiene cierto peligro porque el fondo es de roca y en esa zona se generan fuertes corrientes que si te descuidas te meten muy dentro del mar. Hay que tener bastante experiencia para tomarla", explica el especialista. "Rompe muy cerca de la estatua, para nosotros es un lugar espectacular, porque estás en un entorno natural y urbano. La estatua se ve perfectamente desde la tabla", añade.

La obra de Muriedas también tiene un simbolismo especial para Raúl Mateos, uno de los corredores populares más conocidos en el paseo del Muro. Empezó a entrenar en el año 2006. Su primera meta fue llegar hasta "La Lloca". "El primer día que lo conseguí lo consideré un verdadero triunfo", rememora este amante de la carrera. Ahora Mateos puede llegar a correr en un año más de 4.000 kilómetros. Aunque un poco anárquico en sus recorridos, las series desde la escalera Cantábrica, la 0, hasta la escultura suelen ser habituales en sus ejercicios. "Las series son un sufrimiento total. Cuando pasas al lado de La Lloca y ves la cara de sufrimiento que tiene piensas: 'Estoy igual que ella'", afirma el atleta gijonés.

Algo similar le sucede al corredor Marcos Peón, otro habitual de El Muro. A sus 37 años, tras una vida dedicada al atletismo profesional, ahora se ha reciclado como uno de los más laureados corredores populares. En su vida, solo ha corrido una maratón, la de Valencia, en 2016. Como Rocío Ríos, la preparó al abrigo de la escultura. Su fogueo consistía en hacer dos series desde San Pedro hasta "La madre del emigrante". O sea, en total, unos 12 kilómetros, los resultantes de ir y volver dos veces. "La segunda vez que fui desde San Pedro hasta la estatua, pensé al llegar a 'La Lloca' que a ver cómo iba a aguantar toda la maratón, si eso ya me estaba costando mucho", rememora. "Es curioso de lo que uno se acuerda. Para mí, la figura del Rinconín es tan importante como el Elogio, un símbolo de Gijón, un lugar especial. La quiero con locura", prosigue.

Javier Díaz acumula años montado en una tabla de surf. "La ola de la 21 puede estar entre las 15 mejores de España", asevera, con rotundidad. Díaz revela que en términos "surferos", "La Lloca" tiene una segunda ola, que rompe hacia el lado izquierdo, es decir, hacia la zona del camping. "Pero esa no tiene nada que ver, es una ola muy normal. La ola de la 21 es incomparable porque puede alcanzar gran altura, tiene mucha masa de agua y está en pleno centro de una ciudad", indica.

Lara Franco tiene 12 años, pero forma parte de la selección española de surf. A pesar de su destreza, aún no se ha animado a tomar la famosa "ola de la 21". Pero eso no quiere decir que no haya escuchado hablar de su leyenda. "He visto a compañeros surfearla y desde fuera tiene pinta de ser la ola perfecta", resume esta joven deportista a la que el magnetismo de "La madre del emigrante" tampoco la deja indiferente. "Representa mucho", afirma la surfista, que como para el resto de compañeros de tabla y para aquellos que corren por el paseo del Muro, la efigie que el próximo 18 de septiembre cumple medio siglo de vida es toda una musa.

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