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El reencuentro de Caridad y Marcial: 64 años de casados y confinados por separado

La mujer de 84 volvió a ver a su marido, interno en la residencia Clara Ferrer de Gijón

VÍDEO: El reencuentro de Caridad y Marcial: 64 años de casados y confinados por separado

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VÍDEO: El reencuentro de Caridad y Marcial: 64 años de casados y confinados por separado Pablo Palomo

Caridad Santamarta se lleva la mano a la frente como si fuera una visera para repasar con su vista cansada todas las ventanas de la residencia de ancianos Clara Ferrer. Desde la calle, la mujer de 84 años busca a su marido, Marcial de Dios, que es uno de los 72 internos. La señora se acercó ayer al centro del ERA, blindado tras seis casos de coronavirus, para participar en un homenaje brindado por la asociación de jubilados del Polígono de Pumarín, un barrio de Gijón, a los trabajadores del geriátrico; pero también para ver desde la distancia al que ha sido su compañero de viaje durante los últimos 64 años. "Se me muere de pena ahí solo", dice la mujer, que lanza a una de las ventanas del último piso varios besos. Ahí, detrás de una cortina, está Marcial.

El homenaje lo organizó esta mañana la asociación "Los Puertos", una entidad de jubilados del Polígono de Pumarín, de la mano con la asociación de familiares de la residencia Clara Ferrer. En el mismo participaron cerca de 40 personas, cantaron el Resistiré, ya himno oficioso de la pandemia, así como el Gijón del Alma y el himno de Asturias. La razón por la cual se realizó el encuentro no es espontánea. El caso es que la asociación "Los Puertos", que preside Crisanto Herrero, un histórico del movimiento vecinal gijonés, realizaba antes de la pandemia multitud de sus actividades en el geriátrico. Ante la amenaza del virus, decidieron cancelar, por precaución.

Y ayer, protegidos con guantes y mascarillas hasta allí que volvieron para brindar un reconocimiento a un centro que ha blindado sus puertas contra el virus. Entre los 72 usuarios de la residencia de ancianos Clara Ferrer no hay ni un solo contagiado por COVID-19. Los hubo, pero el centro ha cerrado la puerta al virus.

Después de que seis de sus residentes diesen positivo (dos en el centro y otros cuatro en el hospital, adonde fueron derivados por tener síntomas de la enfermedad), han logrado convertirse en un caso de éxito entre las residencias geriátricas de la región, azotadas por la enfermedad, donde se suman más de la mitad de los fallecidos del Principado. Eso sí, en su pesar está la muerte de dos personas a consecuencia del COVID-19, incluida la madre del director del centro, José Manuel López. "Es un éxito entre comillas, pero no podemos bajar la guardia", afirma el que fue gerente del ERA.

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