El temor a un rebrote de la pandemia por el covid-19 marca la llamada "desescalada" que tiene en marcha el Gobierno de España, en sucesivas fases, dentro de su plan de alarma sanitaria. Todos los expertos coinciden en que uno de los escollos en el avance a lo que se viene en llamar "nueva normalidad", con palmario oxímoron, es el del exceso de habitantes por kilómetro cuadrado. Gijón, la ciudad asturiana con mayor población, está entre las cinco urbes españolas en las que ese peligro es manifiesto al tener dos distritos que superan los 30.000 vecinos por kilómetro cuadrado. Las otras son Barcelona, Madrid, Bilbao y Zaragoza.
El planteamiento es obvio: un mayor número de personas conviviendo en un menor espacio físico conlleva más riesgo, más posibilidades de contagio, ante un rebrote del patógeno. Además del lavado de manos frecuente y la mascarilla, la solución más eficaz que los científicos han ofrecido hasta la fecha para combatir el covid-19 no es otra que la de poner distancia física entre las personas: unos dos metros de separación. Así están las cosas hasta que haya vacuna o remedio terapéutico contra este último coronavirus.
Un estudio encabezado por Alasdair Rae, urbanista de la Universidad de Sheffield, en Inglaterra, ha permitido elaborar un listado con las zonas de Europa más densamente pobladas. Pues bien, según esa investigación recogida por "El País" en su edición del pasado día 10, España concentra nada más y nada menos que 23 de los 33 espacios urbanos con mayor densidad. O sea, con más de 30.000 personas por kilómetro cuadrado. Estas conclusiones son resultado de trazar retículas sobre el mapa europeo, con esas dimensiones, y el cruce con los datos de población de cada uno de esos lugares.
Gijón tiene dos distritos que superan los 30.000 habitantes por kilómetro cuadrado (ver gráfico en esta misma página). El más densamente poblado es el de El Llano, con 39.003 habitantes por kilómetro cuadrado, según datos facilitados por la Dirección General de Medio Ambiente y Movilidad. El otro es el denominado Centro, que incluye el cogollo urbano gijonés: 30.542 habitantes por kilómetro cuadrado.
Densidad de población y censo total de vecinos de un distrito no son segmentos homogéneos. De hecho, las zonas de la ciudad con mayor población son la Sur y la Este (61.078 y 55.605 vecinos, respectivamente), aunque su densidad es de 11.205 y 13.842 personas. Lejos, por tanto, de la que ofrecen El Llano y Centro pese a que estos dos últimos distritos tienen menor número de vecinos: 39.393, el primero, y 47.249 el segundo.
Pero es que la población de El Llano se asienta en casi un kilómetro cuadrado de extensión y la del Centro en poco más de kilómetro y medio. Por contra, los distritos Sur y Este ocupan superficies de 5,45 y 4,02 kilómetros, respectivamente. Barrios de tanta población como los del Oeste (entre ellos El Natahoyo y La Calzada) suman 48.926 vecinos (mayor población ya que las de los concejos de Langreo o Mieres), pero se distribuyen en 14,01 kilómetros, con una densidad de 3.493 personas.
Como es lógico, la zona rural gijonesa ofrece la menor densidad: 138 vecinos por cada uno de sus 158,51 kilómetros cuadrados. Sin embargo, su población total es de 21.821 vecinos, es decir, más que la de muchos de los concejos medios asturianos.
Estos datos ayudan a entender por qué zonas determinadas de varias ciudades españolas son más problemáticas que otras en ese proceso de "desescalada". Según la citada información, Barcelona y su ámbito de influencia tiene, por ejemplo, dieciséis zonas con una densidad de población preocupante. Seguidamente está Madrid y, a continuación, Bilbao, Gijón y Zaragoza.
La "desescalada" ha de hacerse con tiento y sin riesgos en todos los sitios. Y han de ser incluso más extremos en estas urbes con zonas de mayor densidad de población y donde la concentración humana supera las 30.000 personas por kilómetro cuadrado. Un problema que es herencia directa del desarrollismo urbano de los años sesenta del pasado siglo, que se cebó especialmente con varias zonas de Gijón.
La agrupación vertical en altura y paredaña de los nuevos edificios en muy poco espacio (los casi 40.000 vecinos de El Llano en poco más de un kilómetro cuadrado) produjo una saturación que ahora , en tiempos de pandemia, se presenta como especialmente problemática. Una situación que se complicará aún más con la llegada de la temporada estival. Hay días de verano en los que Gijón, con 271.780 habitantes, según datos del año pasado, casi dobla su población.
Aunque muchas de las actividades más populosas del calendario festivo local estén suspendidas o se vayan a realizar en formato reducido, como el Festival Aéreo o la "Semana negra", es sensato plantear una "desescalada" que tenga en cuenta las peculiaridades demográficas locales. La densidad de población obliga a ser cuidadosos.