Son uno de los colectivos más vulnerables y con la pandemia se han convertido en uno de los grupos con más dificultades añadidas. Cáritas alerta de que los migrantes y refugiados están viviendo "situaciones especialmente dramáticas" en Gijón, algo que se ha constatado desde la entrada en vigor del estado de alarma a través de la atención telefónica y que preocupa mucho a la entidad.

Sus responsables advierten de que este perfil se ve especialmente perjudicado en a actualidad "tanto por su situación económica como por el desconocimiento generalizado de sus derechos, encontrándose con numerosas dificultades para tramitar ayudas y prestaciones e incluso para abrir una cuenta bancaria". Así las cosas, ahora mismo "para una persona solicitante de protección internacional, hacer valer sus derechos es una auténtica carrera de obstáculos", denuncian.

La entidad acompañó en Gijón a lo largo del año pasado a un total de 789 familias de las que 163 hogares eran de peticionarios de protección internacional. El 47 por ciento de los hogares migrantes con los que la entidad ha trabajado se encontraban inmersos en este proceso. Las necesidades de las que Cáritas se hace cargo a través de sus 32 equipos parroquiales abarcan alimentación, alojamiento, farmacia, material escolar, ropa y calzado y todas aquellas que implican atender de una manera integral a la persona.

Y si la situación ya era compleja para todas estas personas, Cáritas suma ahora la preocupación por sus derechos cuando empiece a remitir el impacto del coronavirus. Las personas solicitantes de protección internacional "ya venían sufriendo importantes retrasos en la tramitación de su situación administrativa, así como una importante desatención por falta de fondos de las entidades encargadas de proporcionarles apoyo", recuerda la entidad, que lleva siendo desde hace mucho tiempo el último recurso al que podían acogerse.

En la mayoría de los casos tutelados por Cáritas las personas solicitantes de protección internacional y las personas en situación administrativa irregular "venían subsistiendo gracias a trabajos precarios en economía sumergida que ahora casi han desaparecidorecuerdan, con un perfil al alza de demandantes de protección internacional, mayoritariamente procedentes de Venezuela y Colombia.

Así, su perfil es muy diferente a los migrantes tradicionales de los últimos años, con una cualificación profesional alta y contrastada experiencia laboral, pero desde el acompañamiento en Cáritas se constata que, debido a la situación de los países que abandonan y la premura con que lo hacen, "se encuentran con la dificultad de no saber qué pueden encontrarse en España y en concreto en nuestra ciudad".

El aumento del número de solicitantes de asilo comienza de hecho, reconoce Cáritas, a dificultar el acceso a los recursos y servicios específicos para ellos y son derivados hacia otros poco adecuados a su situación. Y con un futuro cada vez más incierto por la crisis del coronavirus que requiere de información, atención psicosocial y estrategias para dotar a todos ellos de viviendas dignas.