Hace tres años se publicaba en estas mismas páginas con motivo del Día Mundial del Agua de 2017 una reivindicación, con el título "La calle sin nombre y el acueducto olvidado", alentando a rotular la calle de la Fuente de la Plaza y a que en la misma constase un testimonio de recuerdo al acueducto de La Matriz al cumplirse entonces tres siglos de su finalización.

Tras realizar la correspondiente solicitud formal -nada más y nada menos que año y medio tardó el anterior equipo de gobierno en tramitarla-, por fin en estos días la calle recupera su nombre tradicional con la colocación de la pertinente placa -hermosa obra de cerámicas La Guía- y a la vez queda constancia en otra complementaria de que hasta allí llegó la conducción que transportó el principal suministro de agua potable a Gijón y a su puerto desde finales de la década de 1660 hasta 1890.

Logrado esto no deberíamos estar ante un punto final. Por el contrario, debería de ser el inicio del proceso para identificar los restos del acueducto que aún perviven soterrados bajo la ciudad actual entre El Bibio y la plaza Mayor. Sin identificar, sin protección y a merced de todas las obras que se abordan en el subsuelo, estamos perdiendo progresivamente una pieza esencial del patrimonio hidráulico asturiano.

A esta urgencia no le son ajenas otras: La Fontica en una ruina progresiva, la fuente de Contrueces desaparecida bajo metros de maleza y la fuente de la plaza de El Carmen abandonada en su cincuenta aniversario son tristes muestras de lo que no se ha hecho en diez años: mantener en buen estado piezas únicas de nuestro patrimonio más singular. Ahora está por ver si por fin contamos con un gobierno municipal que emprenda de una vez la adecuada conservación de este legado.