La Policía Local comenzará en los próximos días a sancionar a los conductores que circulen pasadas las seis de la tarde por el tránsito de las Ballenas y la calle Claudio Alvargonzález. Ayer, en el segundo día de las nuevas peatonalizaciones de Cimadevilla y tras el confuso estreno del lunes en el que muchos chóferes que ignoraban la normativa se quejaron de la falta de señalización, el Ayuntamiento redobló la presencia de agentes que, según explicaron, tienen por ahora "una labor informativa".

Las peatonalizaciones de la calle Claudio Alvargonzález y el tránsito de las Ballenas han generado malestar entre los vecinos de Cimadevilla. Ello llevó al Ayuntamiento a ensayar una medida intermedia que fue la que el lunes entró de manera caótica en vigor porque muchos conductores decían desconocerla y lamentaban la falta de señalización. Solo se permite circular a vehículos de residentes de lunes a viernes laborables, menos de 18.00 a 20.00 horas. Ayer, los agentes de la Policía Local intensificaron su labor divulgativa de una norma activa hasta el 30 de septiembre, aunque con vocación de ser permanente.

Ayer, pasadas las seis de la tarde, cuando se supone que ni los residentes de Cimadevilla pueden salir por el tránsito de las Ballenas, un nutrido número de conductores volvió a circular a la vieja usanza por el barrio alto. Fue el caso de Carlos Prendes, que frenó en seco su Jeep negro al encontrar que el semáforo de la vía aledaña a la cuesta del Cholo tenía el disco rojo, cuando habitualmente está en ámbar. Esa fue otra de las medias que el Ayuntamiento ensayó ayer. "Me parecen bien las peatonalizaciones, pero hace falta más información", afirmó. "Primera noticia que tenemos", decían Víctor Álvarez y Laura Gutiérrez, que como Prendes, tuvieron que dar marcha atrás para no saltarse el semáforo, lo que les expondría a una multa de 200 euros y a la pérdida de cuatro puntos del carnet.

Hubo otros conductores menos precavidos que los anteriores y que decidieron saltarse el semáforo en rojo del tránsito de las Ballenas. "Es cuestión de acostumbrarse, de cambiar los hábitos, porque la gente conduce por inercia", afirmó un hombre que, aunque rehusó dar su nombre, se identificó como trabajador municipal que decía acudir a la zona para ver qué tal estaba funcionando la nueva medida impulsada por el edil de Movilidad, Aurelio Martín. Justo al decir esas palabras, un motorista que salía de un garaje de la calle Artillería maldijo con insultos porque le tocaba dar toda la vuelta a Cimadevilla para salir del barrio.

A pie de calle, además de restringir las salidas, preocupa la pérdida de aparcamientos en Claudio Alvargonzález. Ayer, solo unos pocos vehículos de "Hi Mobility" y "Guppy", las dos empresas de alquiler de coches eléctricos que hay en Gijón, además de un Toyota de color negro propiedad del consulado de Francia, a juzgar por el cartel que su conductor dejó sobre el salpicadero para justificar estacionar en la zona, fueron los únicos aparcados en el lugar. Hi Mobility también tenía dos plazas al final de Claudio Alvargonzález. Ya no están activas. La firma del Grupo Baldajos negocia con el Ayuntamiento para reubicar sus plazas en otras vías próximas, que ya no están activas.

"El barrio se ha vuelto una ratonera", criticó Eva Blanco, una vecina de Cimadevilla, que empleó la misma metáfora que la asociación de vecinos "Gigia" usó en su día para rechazar tajantemente la reorganización del tráfico en el barrio alto. Una reorganización que ha dejado la calle Emilio Muñiz, El Negro, de doble sentido desde el pasado lunes y que obliga a salir por la calle Escultor Sebastián Miranda. Una nueva forma de circular por Cimadevilla, que, a pesar de las señales, de la labor informativa de los agentes y del semáforo en rojo del tránsito de las Ballenas no termina de calar y origina peligrosas y confusas situaciones entre conductores y peatones.