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JUAN CARLOS AYLLÓN GÓMEZ | DIRECTOR DEL REAL INSTITUTO DE JOVELLANOS

El director que debutó con una pandemia

El responsable de uno de los centros más relevantes de Gijón llegó al cargo con el covid como lastre y avalado "por un trabajo incansable"

El director que debutó con una pandemia

Entre fórmulas, ecuaciones y trigonometría, el gijonés Juan Carlos Ayllón Gómez se ha ido ganando a lo largo de una dilatada carrera el respeto y la admiración de compañeros de claustro y alumnos, lo que no siempre es fácil cuando se trata de enseñar una asignatura tan árida como las matemáticas.

Los alumnos convienen en que "es un gran profesor, que explica muy bien y al que le gusta mucho lo que hace". Y sus colegas coinciden en señalar que es una persona "con una capacidad de trabajo y de gestión impresionante". Por eso, y por la gran experiencia que acumula entre los pasillos del Real Instituto de Jovellanos, Ayllón es desde este curso el director del centro. Quizás ha sido el peor de los escenarios que le podría haber tocado para ejercer sus labores como director, en mitad de una pandemia que ha abortado el curso a la mitad y que ha obligado a los centros a reinventarse para afrontar una más que incierta vuelta a las aulas.

Pero Ayllón ha demostrado, como señalan sus allegados, estar más que preparado para afrontar cualquier circunstancia: mascarilla y gel en mano ha comandado el regreso en los últimos días de los alumnos de los cursos de fin de ciclo con seguridad y eficiencia, en uno de los institutos más grandes de la ciudad que se ha empapelado de cartelería de señalización y de nuevas normas para que todo transcurra con normalidad.

Ayllón, "una persona de absoluta confianza, en quien se puede delegar para lo que sea", es ante todo "un amante de su familia". Vive dedicado a su hija, que estudió Enfermería en Salamanca y ya trabaja; y a su hijo, que está terminando sus estudios también en el Jovellanos. "Siempre ha estado muy pendiente de ellos y de sus estudios, para él es sagrado y si hubiera que decir algo de él en este sentido es que es todo un padrazo entregado la familia"

Hombre de equipo y consagrado siempre a su trabajo, estudió en el IES Calderón y se formó en la Universidad de Oviedo como Biólogo. Tras un paso docente por Avilés, recaló en el IES Jovelllanos hace 17 años, de los que ejerció en los últimos ocho como jefe de estudios con Mila Madiedo como directora.

Fue a ella a quien le tomó el relevo "más que nada porque ahora los hijos son mayores, su familia siempre ha sido su prioridad y nunca quiso más responsabilidades que le robaran ese tiempo", afirman sus allegados.

Amante del fútbol, es socio del Sporting de Gijón y va a todos los partidos que puede al estadio de El Molinón, aunque lo prioritario y lo que más le gusta es llevar a su hijo, que practica fútbol, a entrenar a y a disputar todos los partidos, que como "padrón" que es, sigue con fervor.

Aunque le gusta estar al tanto de los deportes y es forofo del equipo gijonés, no es muy dado a practicarlos. En cambio, es aficionado a la buena mesa, y los placeres gastronómicos son una de sus principales gustos, sin desdeñar otros como la lectura o la música.

Ayllón nació en Gijón tras trasladarse la familia a la ciudad, pero en realidad sus orígenes están en tierras castellanas, concretamente en la provincia de Soria. Allí es donde sigue residiendo buena parte de su familia y a donde regresa cada vez que sus obligaciones se lo permiten. Tanto a la capital como al pueblo, donde veranea todos los años y donde es habitual verlo disfrutando de la compañía de sus primos y de los placeres de la tierra, de los torreznos y el buen tapeo. De hecho, siempre cuenta que su sueño es poder retirarse en el pueblo, disfrutar de una jubilación tranquila en la tierra en la que se hunden sus raíces familiares.

De momento le ha tocado lidiar con una situación insólita para ser un debutante en la dirección, y cuentan sus compañeros cómo en los últimos tres meses ha pasado días y noches trabajando sin desmayo, atendiendo llamadas de teléfono de familiares de alumnos a cualquier hora del día y de la noche, respondiendo correos electrónicos a todas horas para mantener el ritmo del centro y preparando clases telemáticas y actividades de repaso para todos sus alumnos.

Un fiel reflejo de su personalidad: "honrado, trabajador al máximo, comprometido y hombre de consensos, trato afable y con muy buena sintonía con todo el mundo", sentencian los que lo conocen. Ha tenido la mejor de las oportunidades para demostrarlo, a la espera de que todo sea como antes.

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