"¿Cuánto va a llegar una ambulancia? Nos tienen confinados como a conejillos de Indias". Aida Artime, una de las vecinas de Cimadevilla que participó en la tarde de ayer en la manifestación por el barrio alto contra el cierre al tráfico de uno de sus accesos, explicaba con esas palabras cómo se sienten ella y muchos de sus convecinos ante la peatonalización de la calle Claudio Alvargonzález, el cierre al tráfico del tránsito de las Ballenas y la reordenación de la circulación vial del barrio alto, que ha puesto en pie a sus vecinos.

Ayer, unas 300 personas según la organización, participaron en la manifestación convocada por la asociación vecinal, tras escuchar a su presidente, Sergio Álvarez, informarles de que el Ayuntamiento de Gijón va a reparar los baches de las calles primero y luego preparar un proyecto de plataforma única para todo el barrio, pero que no da marcha atrás en su idea de cerrar al tráfico el tránsito de las Ballenas de seis de la tarde a dos de la madrugada y reordenar las direcciones de las calles de tal modo que "el 90% de los vecinos" no podrán usar esa salida ni en el horario permitido, explica Álvarez. La asociación mantiene la línea de diálogo con el gobierno local, que quedó con la asociación en que volverá a "valorar" su decisión en septiembre, indicó el dirigente vecinal. Intentar forzar al Consistorio a dar marcha atrás es lo que ayer motivó la protesta de los vecinos por las calles del Barrio Alto hasta llegar a la Plaza Mayor, donde permanecieron varios minutos con su lema "Cimadevilla Existe". "Tener cuidado, no tropecéis en los baches", advirtió el dirigente vecinal a los manifestantes antes del inicio de la marcha desde la Casa del Chino, donde volverán a concentrarse el próximo jueves a las ocho de la tarde.

Aunque el problema de cortar uno de los dos accesos que tiene la península de Cimadevilla es el factor determinante para los vecinos, el mal estado del firme en las calles también supone un quebradero de cabeza, para algunos de forma especial, como para Maribel García Barrio, vecina de la calle Batería, cuya hija minusválida "no puede pasar por los adoquines y los taxis no quieren subir a recogernos".

Los problemas para encontrar aparcamiento con la reordenación efectuada por el Ayuntamiento también los sacan a relucir otros de los vecinos que ayer participaron en la manifestación, como María Dolores Alonso Buznego o Rodrigo Sánchez. Este último, vecino de la plaza de la Soledad señala que suele tardar más de media hora larga en poder aparcar y que el tiene que usar el coche a diario para ir a su trabajo en Roces.

Los rodeos que tienen ahora que dar para llegar a algunos destinos de Gijón, como las estaciones, los apunta Ángel Prieto, otro de los integrantes de una marcha en la que se cumplió la consigna de ir provistos de mascarillas, algunas de ellas, de las personas más mayores, caseras. Eran los únicos con mascarilla por Cimadevilla, con las terrazas de los locales de copas repletas en la tarde de ayer.