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El parque de Isabel la Católica agoniza a la espera del anunciado plan de mejoras

El Ayuntamiento busca inversores privados para impulsar una regeneración de 1,8 millones que permita revitalizar el gran pulmón verde

Grafitis en los baños públicos. Á. GONZÁLEZ

El parque de Isabel La Católica agoniza a la espera del anunciado plan de mejoras y tras años de constante degradación. Vallas en mal estado, bancos corroídos por el óxido, papeleras llenas de moho, pintadas en los edificios y suciedad en los estanques son algunos de los problemas que se acumulan en los 156.000 metros cuadrados de este emblemático pulmón verde. El Ayuntamiento asume esa realidad. Para combatirla, ideó un plan dotado con 1,8 millones de euros de inversión. Un esfuerzo que, tras el paso del coronavirus, el Consistorio no podrá abordar en solitario. Por ello, el gobierno local busca desde hace semanas colaboración privada, algo parecido a un mecenazgo, que permita darle el necesario lavado de cara al espacio, abierto como zona de ocio en 1947.

La llamada teoría de la ventanas rotas dicta que mantener los entornos urbanos en buen estado contribuye a evitar el vandalismo y la criminalidad. Aunque a simple vista el parque Isabel La Católica no está destrozado, la lista de deficiencias es enorme. Muchas de las papeleras, especialmente las cercanas a la zona de juegos, están corroídas por el óxido. Lo mismo sucede con un puñado de bancos, que piden a gritos una mano de pintura. La zona infantil, hasta ayer precintada por el coronavirus, también tiene desperfectos. Algunas colchonetas, sin ir más lejos, están rotas.

Las pintadas están omnipresentes, a pesar de los esfuerzos del servicio de limpieza por borrar esvásticas y otra simbología. Los grafitis también decoran la fachada de los baños públicos. En esa estructura están algunas de las pintadas más llamativas. La verja exterior en la avenida Torcuato Fernández Miranda se encuentra en un estado que deja mucho que desear.

El inventario de desperfectos es sobradamente conocido por el gobierno local. La concejalía de Mantenimiento y Obras Públicas anunció a finales de 2019 un plan dotado con 1,8 millones de euros para sacar del progresivo estado de degradación al parque Isabel La Católica. Las obras deberían haber empezado a lo largo del primer semestre de 2020 en condiciones normales y estaba previsto que se prolongaran cuatro años. La mayoría de ese dinero, 1,5 millones, iría destinado a mejorar el sistema hidráulico para favorecer la entrada de agua. El bajo caudal favorece la proliferación de cianobacterias, que, a su muerte, liberan toxinas. Estos microorganismos entroncan directamente con otro problema que el Ayuntamiento tiene sobre la mesa: la contaminación del Piles. Dicho plan también contemplaba actuaciones en el canal del Molino y en el paseo más cercano a la avenida Torcuato Fernández Miranda.

La irrupción del coronavirus ha dejado en solfa la reforma de un equipamiento que, tras la cuarentena, han vuelto a poblar decenas de gijoneses, aunque muchos menos de los que iban en sus años dorados. "El confinamiento no le ha sentado bien al parque", dijo en una reciente entrevista la alcaldesa, Ana González, que añadió que era "necesario buscar soluciones" para frenar la progresiva degradación de un espacio emblemático. El Ayuntamiento, consciente de la crisis económica, busca ahora ayuda externa para sacar adelante las mejoras. "El problema del plan es su coste. Son 1,8 millones de euros. Son necesarios arreglos en las jaulas y los bancos. Sabemos lo que queremos hacer, pero no hay dinero. Buscamos fórmulas de colaboración para lograrlo", apuntó la primera edil para referirse a la búsqueda de colaboración para reverdecer el parque.

En el extenso pulmón verde hay áreas de césped, lugares de esparcimiento, fauna, flora y arte. Y todo ha ido a peor. La obra del pozo de tormentas del parque Hermanos Castro, cuyo final se demorará un año más y tendrá otro sobrecoste de 2,5 millones de euros, dio la idea a la concejalía de Movilidad de peatonalizar la avenida de El Molinón e integrarla como un gran corredor dentro de Isabel La Católica, que sumaría 12.000 metros cuadrados más. Un plan polémico, que no goza de consenso político y divide a los vecinos. Mientras que el barrio de La Arena está a favor, La Guía y la parroquia de Somió lo rechazan con firmeza. De hecho, la asociación de vecinos de La Guía iba a comenzar antes de la pandemia a recoger firmas en contra de esa peatonalización. Mientras ese proceso avanza, el parque de Isabel la Católica sigue a la espera de su ansiado plan de regeneración ante la mirada impotente de los usuarios.

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