La dirección de la terminal de minerales de El Musel, Ebhisa, informó ayer a los socios de la compañía de las previsiones económicas para este año y del clima de conflictividad laboral que se está viviendo a raíz del ERTE de 20 meses iniciado el pasado 4 de mayo, con el rechazo de los trabajadores al considerar insuficiente el complemento económico aportado por la empresa, y de la decisión de la compañía de no plantear la conversión en indefinidos de siete trabajadores de contrato relevo.

La empresa ya ha sufrido sabotajes cuyo coste económico suma un millón de euros y ArcelorMittal, principal cliente de la terminal, ha decidido desviar a la ampliación de El Musel dos barcos con mineral de hierro ante el temor a incidentes que afectaran a su descarga en Ebhisa.

Ebhisa está controlada accionarialmente por la Autoridad Portuaria de Gijón, pero cuenta en su accionariado con tres socios privados, la propia ArcelorMittal, EdP y Tudela Veguín. Los dos primeros son, además, clientes de la terminal.

La empresa cerró el año 2019 con unas pérdidas de 39.000 euros en unas cuentas que fueron aprobadas ayer la junta de accionistas posterior al consejo. Pero las previsiones para 2020 eran alcanzar los 7 millones de pérdidas, cifra que se intenta mitigar con recortes de gastos y con el ERTE que afectará a un máximo del 52% de la jornada laboral de los trabajadores.

La incógnita es saber durante cuanto tiempo se mantendrá la conflictividad y el desvío aparejado de barcos a la ampliación de El Musel por parte de los clientes, algo que tendrá repercusiones en el resultado final del ejercicio, al igual que los daños ocasionados por los sabotajes. Las fuentes consultadas mostraron ayer su confianza en que las aguas se calmen y se recuperen los tráficos.