José Manuel Sánchez Merino, el asesino confeso de la limpiadora gijonesa Lorena Dacuña, cumple cuarentena después de su traslado desde el Centro Penitenciario de Asturias al de La Moraleja, en Dueñas, Palencia, por cuestiones de seguridad sanitaria a consecuencia del coronavirus. Estará todo ese tiempo, de doce días, en el módulo de ingresos, con la esperanza de lograr entrar después en un módulo de respeto para seguir desde allí la instrucción judicial del último caso de violencia machista que ha ocurrido en Asturias.

El camarero gijonés, de 49 años, fue detenido a principios del mes de febrero, apenas tres días después de que el cadáver de su expareja, Lorena Dacuña, de 41 años, apareciese en el piso de ella en la calle Callao de La Calzada. Poco después de ser detenido, en una habitación que tenía alquilada en un piso de la calle San Luis, junto al parque de Zarracina, confesó ante la Policía Nacional que había apuñalado a su expareja. La autopsia reveló que lo hizo en una veintena de ocasiones, al menos por los cortes que ella presentaba en su cuerpo. "La maté porque la vi besándose con otro hombre", reconoció José Manuel Sánchez Merino estando ya en prisión a sus compañeros de la cárcel de Asturias.

El de Lorena Dacuña es uno de los procedimientos abiertos en el Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Gijón que, además, se juzgará por un jurado popular. Las piezas de este crimen machista están prácticamente encajadas por completo y es muy posible que la instrucción no se demore mucho en el tiempo, aunque los trámites judiciales siempre pueden retrasar las cosas. Más aún a juzgar por el abultado número de acusaciones que se personarán contra José Manuel Sánchez Merino. Al Ministerio Fiscal y la familia de Dacuña, que ejercerá la acusación particular, se suman la asociación Abogadas para la Igualdad y Abogacía del Estado, que ejercerán la acusación popular.

Una de las dudas que restan es la de celebrar o no la reconstrucción de los hechos en la vivienda del crimen, una idea que muy seguramente se acabe desechando porque poco podría aportar para encajar las piezas de esta causa que Sánchez Merino sigue ahora desde Palencia.