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Gijón acelera hacia la movilidad del futuro

En los últimos meses se han multiplicado las medidas para peatones y medios de locomoción sostenibles pese a la falta de una ordenanza y un plan que las amparen

Gijón acelera hacia la movilidad del futuro JULIÁN RUS

La profunda transformación del concepto de movilidad en Gijón centra el debate municipal y también en la calle por el aluvión de medidas propuestas desde la concejalía liderada por Aurelio Martín, muchas de ellas amparadas en lograr la distancia social que exige el coronavirus. La apuesta es clara y decidida por transformar la ciudad dando prioridad al peatón y medios más sostenibles como la bicicleta. La peatonalización del Muro o la creación de ciclocarriles son claro ejemplo. Estas medidas, sin embargo, se están tomando sin un marco normativo que las ampare: Gijón no cuenta ni con una ordenanza (está en trámite) ni con un plan integral de movilidad, que acaba de comenzar su licitación. La movilidad del futuro es una cuestión que preocupa y mucho en el Ayuntamiento, donde se entiende que se debe dar un paso al frente hacia adelante. Un paso que, no obstante, podría convertirse en un salto al vacío, porque actualmente no hay ningún documento aprobado que respalde esas medidas.

La ordenanza de Movilidad, matriz de la que deberían emanar todas las decisiones que se tomen en la materia, aún no está aprobada. Tiene el visto bueno de la Junta de Gobierno, pero sigue en periodo de tramitación, recibiendo enmiendas. Más de un centenar provenientes de los grupos municipales y que el Ayuntamiento estudiará "una por una" durante el próximo mes, donde se sentará con cada partido de la oposición para consensuar el texto final. Además, se han recogido ya más de 25.000 firmas en contra, especialmente en lo relativo a cerrar el centro urbano a los vehículos más antiguos y, por ende, más contaminantes.

No tener un cuerpo legislativo que ordene la movilidad en la ciudad -el texto en vigor es de hace 18 años- no es el único inconveniente del área. El Plan Integral de Movilidad Sostenible y Segura (PIMSS) que desarrollaba con mayor concreción los aspectos más importantes de la movilidad en la ciudad hasta mediados de esta década tampoco vio nunca la luz. La falta de un informe de impacto ambiental hizo imposible su aprobación al vulnerar la legislación vigente y, tras casi cuatro años de trabajo de más 80 entidades de la ciudad en el Foro de la Movilidad, el Ayuntamiento decidió finalmente desechar ese documento y crear uno nuevo desde cero, tal y como adelantó LA NUEVA ESPAÑA. El nuevo plan de movilidad, que no estará listo antes de finales del año próximo, recogerá el impacto de la puesta en marcha del metrotrén en la ciudad. Eso sí, la falta de un corpus normativo y un texto que marque las líneas maestras a seguir, ordenando las decisiones a tomar, no ha impedido al Ayuntamiento adelantarse y tomar decisiones, algunas de calado e incluso irreversibles que Martín va espolvoreando poco a poco.

El cierre al tráfico de la avenida de El Molinón, que se conformará como un gran bulevar verde integrado en el parque de Isabel La Católica, fue la primera de ellas. La pandemia del coronavirus irrumpió entonces, pero las decisiones no se frenaron. Al contrario, se puso el pie en el acelerador por la necesidad de aumentar la distancia social frente al covid. Eso hizo que se tomaran medidas para ensanchar los espacios peatonales en las zonas más concurridas. El paseo del Muro es el caso más icónico: comenzó por cerrarse un carril en dirección al centro de la ciudad, luego los dos y, más tarde, también se decidió quitar uno de ellos en dirección hacia la rotonda del Piles. El tercero. Pero aún pendiente de ejecutar.

Una serie de medidas que el propio concejal tildó de "tácticas", pero que la Alcaldesa ya anunció que se convertirán en "estratégicas". Es decir, lo que iba a ser circunstancial acabará siendo permanente y el Muro quedará con un solo carril.

Más ideas para aumentar el espacio para peatones: la salida de coches del barrio de Cimadevilla por el tránsito de las Ballenas se ha reducido a horario de mañana durante los meses estivales, favoreciendo la peatonalización de la calle Claudio Alvargonzález. Una medida que, anunció Martín, se evaluará a final de verano para decidir su permanencia o no. Igual que el eje peatonal que unirá el paseo de Begoña con la playa de San Lorenzo por las calles Covadonga, Ruiz Gómez y Caridad.

A ello se suman otras propuestas, como la creación en la ciudad de 29 ciclocarriles, donde las bicis conviven con los coches, con una velocidad máxima permitida de 30 kilómetros por hora -la misma que se exigirá en zonas próximas a colegios, donde no se podrá aparcar- y el estudio barrio a barrio -junto a la concejalía de Obras Públicas- para ver qué calles son susceptibles de peatonalización (o semi) permanente.

Todo ello ha llevado a la oposición a denunciar que, de un lado, "se está demonizando al coche" y a otro, afear la "improvisación" de la concejalía, que actúa, dicen, "a golpe de ocurrencia" y "sin ningún plan establecido".

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