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La entidad que se enfrentó al chabolismo y ahora apoya a los discapacitados intelectuales

A punto de cumplir medio siglo, el colectivo mantiene su esencia como asociación ciudadana comprometida con un ideario de justicia social y la integración de colectivos vulnerables

A los miembros de la asociación "Una ciudad para todos" aún les quedan unos meses para soplar las velas de su 50 cumpleaños. Falta la tarta, pero ya tienen el primer regalo: la medalla de oro de Gijón que les reconoce su, en palabras de la alcaldesa, Ana González, "compromiso con la inclusión y la justicia social". "Hacen una gran labor reconocida por todos", indicó. "Estamos muy contentos por lo que supone de reconocimiento al trabajo de tantísimas personas en casi 50 años de trayectoria y al esfuerzo de todos", explicaba ayer la actual presidenta de la entidad, Arancha Martínez Cueto. Un esfuerzo compartido entre socios, directivos, educadores, monitores y, sobre todo, las personas con discapacidad intelectual en la que se centra el trabajo de la organización desde principios de los años ochenta.

En sus orígenes, "Una ciudad para todos" surgió con la idea de enfrentarse al chabolismo. Llegaron a tener más de mil socios y poner en marcha guarderías y cursos formativos para adultos. Las chabolas fueron poco a poco desapareciendo de las calles y la erradicación pasó a estar en manos de los servicios sociales municipales. En los 80 tocó reinventarse. "Hubo que decidir si se daba por cumplido el objetivo o si toda esa experiencia y fuerza acumulada se reorientaban", indica Martínez haciendo repaso de la historia. La decisión fue seguir adelante eligiendo como destinatarios del esfuerzo a las personas con discapacidad intelectual, en una situación mucho más precaria de la que ahora pueda estar el colectivo. "Una ciudad para todos" cambió de temática para adecuarse a una nueva realidad social, pero siguió siendo una asociación creada por ciudadanos gijoneses de todos los ámbitos comprometidos con la mejora de su ciudad.

"Hay que reinventarse de continuo", explica Martínez, que con su equipo se enfrenta ahora a redefinir algunas de las líneas de trabajo que se han visto afectadas por la crisis del coronavirus. En el área laboral, la entidad tiene en marcha el centro especial de empleo Vegapresas con líneas de trabajo de jardinería y catering vinculado a grandes eventos. El covid-19 les ha golpeado con dureza y tiene claro que a falta de eventos a los que ofrecer un catering será necesario repensar por donde va el futuro. Trabajan unas 80 personas de las que 30 tiene discapacidad intelectual. En el área social la acción se organiza en tres ejes: un centro de apoyo a la integración con unos 55 personas, una serie de pisos tutelados y acciones de ocio.

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