La segunda fase del plan para la conservación y restauración de obras de arte público de Gijón, que la concejalía de Cultura aprobó el año pasado con un presupuesto de 115.000 euros, se pone hoy en marcha con los trabajos en dos de las piezas escultóricas más populares: el "Monumento a Jovellanos", que Manuel Fuxá hizo en 1891 y está en la plaza del Seis de Agosto, y "Nordeste", una de las creaciones importantes de Vaquero Turcios, firmada en 1994 e instalada en la subida al cerro de Santa Catalina.

Según informó ayer la concejalía que preside el socialista Alberto Ferrao, está en tramitación una restauración más: la de la obra "Homenaje a Galileo Galilei XV", una pieza de 1997 de Amadeo Gabino que está en el parque del Cabo San Lorenzo y que necesita una urgente restauración. Sufrió importantes daños por los efectos de la borrasca "Amelie", que azotó Asturias en noviembre del año pasado. Este plan de conservación y restauración de obras de arte público se puso en marcha, previo estudio sobre unos noventa bienes artísticos del patrimonio artístico municipal. Este documento establece pautas de conservación de esas obras, dañadas o erosionadas en ocasiones por las inclemencias meteorológicas o acciones vandálicas, incluidas pintadas.

Al final del año pasado, se limpió y procedió a las labores de conservación en obra como "Génesis" (de Rubio Camín, en el paseo de Begoña, "Castillo de Salas" (de Rubio Camín, en Camino de Peñarrubia), "Monumento a la paz mundial" (de Manuel Arenas, en el Parque del Lauredal), "Decoración del Parque del Lauredal" (siete piezas del Grupo G situadas en el parque homónimo), "Monumento a Fleming" ( de Álvarez Laviada y Luis Moya, en el Parque Isabel La Católica), "Cubo" (de Alejandro Mieres, en la plaza del Humedal) y "Stairway to heaven", de Mossel, en las escaleras que enlazan Cimavilla y el puerto deportivo.

A estas piezas hay que añadir las labores de restauración en una de las piezas escultóricas más populares de Gijón, el "Elogio del horizonte". La monumental pieza de Eduardo Chillida, que acaba de cumplir tres décadas y a la que LA NUEVA ESPAÑA le acaba de dedicar una serie (junto a la "Madre del emigrante"), está incluida en un ambicioso programa de investigación financiado por la Unión Europea (UE).