El agua de las playas de Gijón es apta para el baño. Así lo confirman los estudios impulsados por el Ayuntamiento, que arrancaron con las mediciones el pasado 18 de mayo, antes de que diera comienzo la temporada de baños, que este año se retrasó hasta bien entrado junio por la pandemia de coronavirus. El Consistorio realizó un segundo análisis el pasado 15 de junio y realizó otro ayer, dado que estos informes tienen un periodicidad quincenal. Las pruebas se realizaron en varias zonas de las playas urbanas y las rurales de Peñarrubia, Serín y Estaño. El resultado en los dos análisis en ambas mediciones fue el mismo: todas las zonas son aptas para el baño. "Hemos obtenido un calidad excelente de las aguas", apuntó el concejal Aurelio Martín, antes de la celebración del Consejo Sectorial de Medio Ambiente.

Sin embargo, el colectivo Ecologistas en Acción concedió por segundo año la bandera negra a Gijón por la falta de depuración de las aguas de saneamiento en la zona este de la ciudad. También concedió una más al Principado por lo que entienden una mala gestión del cormorán moñudo. El informe "Banderas Negras 2020", publicado ayer, tacha de "negligente gestión" la construcción de la depuradora del este, paralizada por orden judicial. Esta misma entidad advierte que la materia orgánica generada en el este de Gijón se canaliza hacia el emisario de Peñarrubia, que "libera esta carga al mar". Los ecologistas también cargan contra el saneamiento del río Piles porque en épocas de venidas los colectores desbordan y "desaguan directamente al Piles" que desemboca en San Lorenzo. Si bien, la medición del agua de la zona del Rinconín no presentó problemas.