"El feminismo ha cumplido con la agenda moral de la elección amorosa, personal y sexual de una manera correcta y completa, luego nada más le puede ser requerido". Con estas palabras se desmarcó ayer la catedrática Amelia Valcárcel, encargada de inaugurar las jornadas de la Escuela Feminista Rosario de Acuña, de las acusaciones vertidas desde la pasada edición del evento, en el que parte del propio colectivo feminista y, sobre todo, el LGTBI, tildó el discurso de la experta de "tránsfobo". El debate, aún abierto, sobre qué supone el concepto de género y si la llamada "teoría queer" puede "amenazar" el avance del feminismo sigue plenamente vigente y ha provocado, incluso, que la Asamblea Moza d'Asturies (AMA Asturies) haya "contraprogramado" para este fin de semana varias ponencias para "romper con un discurso que se ha amplificado en los últimos tiempos en el movimiento feminista, que se alía con posiciones reaccionarias, de estigmatización y exclusión, caricaturizando teorías como la 'queer'".

Esta teoría, a grandes rasgos, sostiene que los géneros no están en la naturaleza biológica humana, sino que son el resultado del aprendizaje social heredado. Ahora bien, una parte del feminismo -más bien tradicional- aboga por separarse frontalmente de estas ideas y las considera, de hecho, peligrosas para la lucha feminista. La parte del feminismo que sí acepta la visión "queer" acusa, por su parte, a sus contrarias de utilizar este crítica teórica como "excusa" para legitimizar un discurso de transfobia vigente aún en buena parte de la sociedad. El debate es complejo y se ha vuelto más agresivo hace relativamente poco, pero las posturas no parecen estar acercándose. Valcárcel, aunque no criticó de forma directa al colectivo "trans" -algunas declaraciones suyas en las jornadas del año pasado fueron motivo de polémica a nivel nacional-, sí lanzó una advertencia clara sobre el riesgo de "confundir" conceptos.

Su declaración más radical fue esta: "A un ser humano concreto no le ves el género, lo ves a ella o a él. Y eso que a ti te parece que está en tu naturaleza y en tu interior son, en realidad, aprendizajes que has hecho. Luego se nos va a decir que parte de todo es natural, pero ¿natural? Al final cualquier jerarquía no tiene mejor validación que decir eso, pero no es cierto". Y esta: "No podemos decir algo como que la 'teoría queer' no tiene nada que ver con el feminismo, claro que lo tiene, pero no comparten agenda política". La experta, en este mismo debate sobre qué conceptos definen al colectivo, criticó también el término "perspectiva o ideología de género" que, según ella, se usa para criticar o encubrir el discurso cuando, en realidad, se está hablando de feminismo. Y zanjó el debate así: "Hay que marcar las líneas rojas por las que no debemos pasar". A su juicio, el feminismo se ocupa de cómo el sistema somete a la mujer "y de nada más". Otra cosa, aclaró, es que el feminismo pueda apoyar y acompañar otras luchas. Lo hizo junto a la alcaldesa de la ciudad, Ana González.

Por lo demás, Valcárcel recordó también el papel imprescindible que la ciudad de Gijón y sus feministas tuvieron a la hora de frenar la ley contra el aborto del Partido Popular en el año 2014. "Fue extraordinario; evitó un enorme riesgo político para las libertades de las mujeres". En este sentido, para Valcárcel, "el conocimiento no parece estar a la altura de la capacidad política". "Desde una visión pesimista, se diría que la humanidad es más capaz de alcanzar fuertes conocimientos que de producir una política ordenada que permita conectar la libertad y la igualdad de todas y todos", lamentó. La catedrática aprovechó también para aclarar otra idea que considera equivocada: "El sometimiento de las mujeres no es una discriminación; produce discriminaciones. Pero es mucho más basal y enorme. Ni siquiera podemos imaginar cómo sería un mundo en el que hombres y mujeres fuesen equipolentes. Hasta ese punto están lejanos los fines del feminismo".