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Los ganaderos del curso alto del Piles recelan del control contra los vertidos

"No somos el origen de la contaminación del río", afirman los propietarios de las explotaciones que serán inspeccionadas por el Ayuntamiento

Héctor Menéndez, ayer, observa las aguas de un arroyo que desemboca en el curso alto del Piles. RICARDO SOLÍS

Los ganaderos afincados en el curso alto del Piles recelan de las inspecciones municipales a las que serán sometidos hasta diciembre con el fin de detectar problemas en su red de saneamiento que pudieran derivar en vertidos al río. En el caso de haberlos, los propietarios de las cuadras deberán corregir las deficiencias para no arriesgarse a una sanción que les vendría impuesta por la Confederación Hidrográfica del Cantábrico. "Los ganaderos no somos el origen de la contaminación del Piles", manifestaron algunos de los empresarios de explotaciones asentadas en la ribera del Piles.

Eduardo Fernández, un ganadero afincado en la parroquia de Castiello desde hace 19 años, será uno de los afectados. Tiene 60 reses, 33 de ellas de leche, en una pequeña explotación a pocos metros del Piles. "Hace 30 años había muchas más cuadras que echaban los vertidos directamente al río y los chalets apenas tenían alcantarillado. Entonces, el problema de la contaminación no era tan acusado como lo es ahora por lo que el Ayuntamiento debería vigilar otros puntos", asegura. "No digo que no tengamos deficiencias. Seguramente tendremos que ponernos las pilas. Pero no somos el principal foco", añade.

Marcelino Castiello regenta en la misma parroquia que Fernández una explotación con cerca de 200 cabezas de ganado, principalmente dedicadas a la industria cárnica. "Si una ganadería realiza un vertido es cuestión de poco tiempo que se sepa. La contaminación en el Piles viene de atrás y nosotros no somos el problema", aclara.

También desconfía Héctor Menéndez, que posee 250 reses en la parroquia de Caldones. Las tiene en varias fincas que lindan con el Piles y con algunos de sus afluentes. "La idea es ridícula. Pone en el foco de la contaminación del río a los ganaderos cuando los principales responsables son la industria y las empresas sidreras", critica. "No somos los responsables", prosigue el empresario. Y añade que "somos los principales interesados en que el río esté en buen estado para que los animales bajen a beber en ese lugar".

Las inspecciones municipales a las empresas ganaderas llegan en un momento crítico para el sector. Según datos de Caja Rural, solo uno de cada diez ganaderos gijoneses tiene menos de 30 años, por lo que el relevo generacional del sector está entredicho. Un sector, que se encargan de recordar sus integrantes, lleva tiempo reclamando medidas específicas, especialmente para evitar los continuos ataques de los jabalíes a las fincas. "Es lo más acuciante", resaltan los ganaderos.

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