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Toli Morilla siembra el futuro

El cantautor reflexiona en su vuelta al escenario sobre "el fin de la libertad" y pide "que no se nos vaya de las manos"

Toli Morilla, en pleno concierto. JUAN PLAZA

El confinamiento pilló a Toli Morilla con una veintena de conciertos preparados para presentar su último disco, "Canciones transgénicas para el mundo mascota". Todos ellos se suspendieron, y el cantautor no pisaba un escenario desde el pasado mes de enero, cuando ofreció su última actuación en la clausura de la Muestra de Cine Social y Derechos Humanos de Asturias. Hasta ayer por la noche, cuando se subió de nuevo a las tablas en la "Semana negra" para presentar al público sus últimas 15 canciones.

Fue "un reencuentro en toda regla", una píldora de normalidad para acercar a sus fieles su tanda de composiciones "más directas", en las que "hay más rabia no contenida, más bien domesticada", explicaba Morilla antes de su actuación en el patio del Centro de Cultura Antiguo Instituto. Fue un concierto deliberadamente cómplice, puesto que en él Morilla reprodujo el ambiente en el que fue grabado: en una nave industrial reacondicionada y con instrumentos no convencionales, que ayer se reprodujeron gracias al chelo, el fagot y el contrabajo, con la guitarra Dobro de Morilla y con los teclados, un reducido grupo de músicos para la ocasión, en plena era de la "nueva normalidad".

Fue también una forma de indagación conjunta con el público al hilo del manifiesto que el autor publicó junto con el disco, en el que reflexiona sobre "el mundo actual, el fin de la libertad tal y como la entendíamos hasta ahora, la monitorización del planeta, el gran ojo que acabará con la libertad", sostiene Toli Morilla.

El manifiesto, una especie de profecía de los tiempos que estaban por venir, fue escrito hace un año desde el halo de introspección que envuelve al cantante con la intención de "dejar sembrada una pequeña semilla para que no se nos vaya el mundo de las manos", apuntaba antes del concierto, deseoso de compartir sus pensamientos con el público y de que esas ideas "resuenen en muchas personas".

Morilla desgranó los temas de su nuevo álbum junto con algunas versiones de Bob Dylan y con otros temas inéditos, esos que "nunca entraron en ningún disco sencillamente porque no entraban, porque había muchas canciones", confiesa. Creaciones destinadas a los oídos del respetable en directo, una propina sonora para su trabajo más intenso, con el Antiguo Instituto como instrumento activo en el concierto gracias a "su sonoridad y su reverberación" que ayudaron a recrear el ambiente del estudio de grabación, y con el público entregado a una experiencia novedosa, de reencuentro y de pensamiento colectivo e introspectivo sobre las novedades de un mundo que busca la normalidad aunque sea a distancia.

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