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El joven al que atacaron con un cortafríos sigue en el HUCA, pero con mejoría

El agresor pudo haber estado esperando a su víctima, lo que supondría tentativa de homicidio

El joven de 20 años agredido hace unos días en el barrio de La Calzada, después de que otro chico de la misma edad le diese un golpe con un cortafríos en la cabeza por haber tenido la misma novia en el pasado, evoluciona favorablemente, pero sigue ingresado en el HUCA con heridas graves. El impacto del arma le provocó una importante fractura de cráneo -quedaron esquirlas alojadas en la cabeza- que hasta le causó una parálisis facial de la que ya se está recuperando. De hecho, el primer día que le fueron a tomar declaración al hospital ni siquiera podía hablar. Afortunadamente su evolución es positiva, pero le han tenido que poner seis grapas en la cabeza.

El otro protagonista de este violento episodio, ocurrido en la avenida de la Argentina, continúa en prisión preventiva desde que reconociese los hechos al ser detenido y declarar ante la magistrada de guardia. El auto que decreta su traslado a la cárcel, pese a no tener antecedentes pero ante la gravedad de los hechos, apunta por un lado que lo ocurrido podría ser un delito de lesiones con la agravante de utilización de objeto peligroso, pero también señala que podría tratarse como un homicidio en grado de tentativa. El motivo es que la agresión ocurrió cuando la víctima se dirigía a casa de unos familiares, en La Calzada, y, aunque las casualidades existen, se trata de establecer si el investigado le estaba esperando o no. El detenido lo negó.

La investigación trata de localizar el arma empleada, un cortafríos. El joven agresor aseguró que lo había lanzado al mar desde la Campa Torres, pero el tiempo transcurrido desde la agresión hasta su arresto imposibilitaría esta versión dada la distancia existente entre ambos puntos. Sí parece cierto que la enemistad entre ambos llegó porque habían salido con la misma chica en el pasado, en momentos distintos. A su estancia en prisión se suma una orden de alejamiento de 300 metros y la prohibición de comunicarse con su víctima.

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